La extracción ilegal de oro y otros minerales no solo afecta a una de las áreas más biodiversas del mundo, también a los medios de vida de millones de personas.
A la Amazonia se le reconoce como el bosque tropical y el sistema de ríos más grande del mundo. Es el lugar que alberga el 10% de la biodiversidad del planeta y se extiende por los territorios de 9 países en Latinoamérica. Es el hogar de más de 47 millones de personas, incluyendo 410 grupos indígenas. Por su extensión y características ambientales, esta región es fundamental para la regulación del clima, el ciclo hídrico y para la prosperidad ambiental y económica de la zona. Por ello, su protección y conservación es vital para el ecosistema mundial.
Junto con la deforestación, la contaminación de los ríos representa una de las mayores amenazas a los diversos ecosistemas amazónicos. Dicha contaminación, se debe, entre otras, a la extracción a través de prácticas insostenibles de minerales como el oro, cuyo impacto en las fuentes de agua y bosques de la Amazonia se ha incrementado por la mayor demanda de este metal precioso. Dentro de dichas prácticas, la utilización de mercurio para separar y extraer el oro es común, pero dado su impacto negativo para el medio ambiente y la salud humana, en muchos lugares se considera ilegal.
La minería sin control adecuado ha generado deforestación, erosión de suelos, contaminación del agua y de los recursos hidrobiológicos, además de propiciar el cambio en el curso de los ríos.
Según un informe del World Resources Institute y del Amazon Geo-Referenced Socio-Environmental Information Network (RAISG), los mineros ilegales han invadido 370 territorios indígenas, donde cualquier tipo de minería es ilegal. Asimismo, las operaciones clandestinas están contaminando al menos 30 ríos amazónicos con mercurio.
La batalla contra el mercurio
Así como corre el agua de los ríos, lo hace también la contaminación por mercurio. Los peces migran cruzando fronteras a través de las cuencas compartidas. Y estos peces a su vez son fuente principal de alimentación para los pobladores de diversas regiones de la Amazonia. Se estima que alrededor del 80% de las comunidades, principalmente los pobladores indígenas, dependen del pescado para su alimentación.
Muestras de cabello y sangre, tomadas con el consentimiento de algunos habitantes de la Amazonia colombiana, registran hasta 150 veces más niveles de mercurio en la sangre del aceptable, según la Organización Mundial de la Salud. Esta alta concentración del metal en el cuerpo tiene efectos en el sistema nervioso, digestivo e inmunológico.
Toda esta problemática ha activado las alarmas de varios países de la región y es en este contexto que surgió la Alianza Regional Amazónica para la reducción de los impactos de la minería de oro. Comenzó en Colombia, pero ahora participan también entidades de gobierno y de la sociedad civil de Brasil, Perú, Bolivia y de la Guyana Francesa. Juntos, buscan generar espacios de colaboración y conocimiento para así poder generar acciones que prevengan, reduzcan, y recuperen los impactos de la minería de oro en los ríos, habitantes, animales y plantas de la Amazonia.
Los miembros de la Alianza buscan fortalecer los espacios de diálogo y toma de decisión entre los gobiernos, las instituciones y los ciudadanos con el objetivo de promover, a través de políticas públicas y proyectos ciudadanos, soluciones efectivas ante los impactos de la minería, además de impulsar la eliminación del uso del mercurio.
También tienen como meta la creación de herramientas para una mejor planificación de los recursos naturales y para desarrollar prácticas sostenibles de la minería con un enfoque especial que permita el desarrollo local de las comunidades. Estas tendrán un papel clave en el monitoreo de la zona y la creación en conjunto de protocolos para vigilar y controlar áreas en riesgo en la Amazonia.
A través de campañas de sensibilización, tanto para las comunidades vulnerables a la contaminación como para los consumidores, se promoverá la compra responsable de oro proveniente de áreas que no utilizan mercurio para su extracción.
Con esta alianza, el sector público, la sociedad civil y las comunidades se fortalecen entre sí. A este trabajo ya existente se han sumado diversas instituciones, entre ellas, el Banco Mundial.
“La Alianza tiene el potencial para promover el diálogo y colaboración para abordar un problema de alcance regional. La posibilidad de apoyar su trabajo en sitios como la cuenca del río Putumayo- Içá (compartida entre Brasil, Colombia, Ecuador y Perú), generará lecciones clave para otros lugares estratégicos del bioma”, afirma Ana María González Velosa, especialista líder en temas ambientales de la institución en América Latina.
El Programa Paisajes Sostenibles de la Amazonia, financiado con recursos del Fondo para el Medio Ambiente Mundial y que es coordinado por el Banco Mundial, suma esfuerzos nacionales actualmente en Brasil, Colombia y Perú con la intención de proteger la biodiversidad de importancia global, la cual incluye el implementar políticas para fomentar el uso sostenible de los recursos naturales y la restauración de la cubierta vegetal nativa de la Amazonia.
A través del apoyo a la Alianza y los esfuerzos específicos en regiones como la de la cuenca del río Putumayo-Içá, este programa trabaja para promover la mejor toma de decisiones para el control de la contaminación del agua a causa del mercurio, a la vez que comparte información científica y tradicional relevante, promoviendo la colaboración entre diversos sectores y la planeación sostenible de los usos del suelo y aguas de la región.
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