Minería ilegal en Zamora Chinchipe III

Promesas incumplidas y desigualdad en la minería: El impacto laboral en las comunidades locales y la expansión de la minería artesanal.

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No todos los trabajos se quedan para la comunidad

Subtítulo: Promesas incumplidas y desigualdad en la minería: El impacto laboral en las comunidades locales y la expansión de la minería artesanal.

De los datos registrados en el Boletín Minero (2022) se encuentra que el Proyecto Minero Fruta del Norte hasta el 2023 generó 12.360 empleos, de los cuales 3.090 fueron empleos directos y 9.270 fueron indirectos. Mientras que el proyecto minero Mirador en su fase de producción y hasta el cuarto trimestre de 2023 creó un total 19.284 empleos, de los cuales 4.821 fueron directos y la diferencia, 14.463 indirectos. No se indica cuántos de estos empleos lo ocupa la gente del lugar o personas extranjeras.

Entre molesta y decepcionada Elizabeth Arias cuenta la poca respuesta que ha tenido la empresa ECSA en Tundayme respecto a las fuentes de trabajo ofrecidas en un inicio, “hay muchos profesionales bien capacitados que no son integrados en los puestos que corresponden, sino solamente como obreros”, indica que en un inicio la empresa minera a las personas que prestaban sus servicios externos les dejaban poner el precio de los servicios,  ahora ya no es así, ellos mismos traen de afuera sus propios alimentos, y sus propias empresas de transporte y maquinaria, esto ha hecho que muchos negocios locales queden estancados o acepten las condiciones que la empresa minera impone.

En el caso de las mujeres, a pesar de su nivel de formación los puestos a los que acceden máximo son de asistentes. Ya en 2018 el Banco Interamericano de Desarrollo manifestaba que el sector minero se caracterizaba por la desigualdad de género, donde menos del 15% de los empleos mineros estaban ocupados por mujeres (BID, 2018).

Esta situación hace que muchos de los profesionales de estas localidades opten por salir hacia otros lados del país o al exterior en busca de empleo.

Situación parecida se vive en la provincia de Napo, donde se encuentra operando la empresa minera Terraearth, además, existe una presencia predominante de minería ilegal, Lidia Andi cuenta cómo las empresas con sus grandes maquinarias se adueñan de los territorios, ha visto llegar mucha gente extranjera a trabajar en el lugar, y lo que más le indigna es ver que la gente de las comunidades que llega con su batea, les entregan espacios reducidos para que hagan su recolección, son maltratados y deben realizar el trabajo en condiciones precarias. Se desconoce el número exacto de personas que trabajan en la empresa minera.

El costo humano de la minería

Para la doctora Caizaluisa, el lavado de oro es una actividad principalmente de las rukumamas, así se denomina a las mujeres adultas mayores de las comunidades, “Me acuerdo hace más de diez años ahí estaban ellas a la ribera del río con su bateíta lavando oro”, cuenta que era una actividad cotidiana y muy pequeña. Ella piensa que el boom se da cuando la minería legal ingresa con grandes maquinarias y al abrir huecos profundos permite que la minería artesanal, que antes se hacía solo a la orilla del río, ahora se expanda a lo largo del río Yutzupino a lugares donde antes no se podía acceder. Esta situación ha hecho que más personas de otras comunidades y otras ciudades lleguen en busca de oro.

El lavado de oro era una actividad cotidiana entre las mujeres de las comunidades, así lo recuerda Elizabeth Arias “Yo recuerdo la minería artesanal desde que era muy niña porque mi madre incluso nos llevaba a enseñarnos”, ahora a sus treinta y seis años sabe que se sigue realizando este trabajo, pero cada vez se expande hacia otras zonas, a la par que se extiende la minería legal, pues se abren más lugares donde buscar y lavar el oro.

En el caso de la comunidad Wasila, Lorena comenta que las mujeres se dedican a la chakra, a sembrar yuca, plátano, guineo y cacao, también han implementado proyectos de turismo comunitario con el afán de que no salgan a trabajar fuera de la comunidad, sobre todo las mujeres. Actualmente, con la extracción del aceite Sacha Inchi, aceite de semillas nativas que previene enfermedades cardiovasculares, se busca alternativas comunitarias por fuera de la gran minería, intentando de esta manera que se mantenga como antes una actividad complementaria sin causar daño a la naturaleza ni a las personas que lo realizan.

A decir de Wilson Licuy, ha podido observar en las comunidades que si bien la mayoría de personas que trabajan en la minería son mujeres también están los hombres que ven en esta actividad una oportunidad para obtener más ingresos.  La representante para Ecuador de la organización mundial Women In Mining, María Isabel Aillón, ha mencionado que en el sector minero formal, de pequeña, mediana y gran escala en sus diferentes fases de exploración y explotación, de acuerdo a la línea base levantada en el año 2021, la participación de las mujeres es de un 16.95%, un porcentaje significativo si se compara con otros países.

Sin embargo, el uso del dinero obtenido por la minería se diferencia sustancialmente entre hombres y mujeres. Mientras las mujeres usan este ingreso económico para solventar gastos de alimentación, educación, salud y más necesidades de la familia; los hombres, en su mayoría, no lo saben administrar y se dedican a tomar todo el fin de semana, don Wilson comenta con mucho pesar “los hombres se dedican a consumir alcohol, se dan peleas en la familia. Antes vivíamos con tranquilidad ahora ya no”. Esto se convierte en un problema social que va acrecentando en las comunidades y se vuelve preocupante para sus autoridades.

Otra preocupación que tiene don Wilson es el incremento de la prostitución con mujeres que vienen de otros lados, así como la presencia de personas extrañas que ingresan en las comunidades, “da miedo de nuestras mujeres lo que pueda pasar”. Según don Wilson dice que parecería que hay acuerdos entre las mineras legales e ilegales para permitir una mayor presencia de personas externas en la zona.

Para William Sacher, estas consecuencias a nivel social no son nada nuevas, pues ya han sucedido situaciones similares en otras partes de América Latina durante la fase previa, de exploración y de pre-explotación donde se desarticulan las comunidades, hay acaparamientos de tierra, despojos, hostigamiento, asesinatos como el de José Tendentza en Tundayme, quien se opuso al megaproyecto minero Mirador y apareció muerto en el río, sin que hasta ahora exista responsables directos de esta muerte. Todas estas violencias físicas, psicológicas y simbólicas están presentes en las comunidades donde se implementan los proyectos mineros, según el Observatorio de conflictos mineros para América Latina -OCMAL-, en la actualidad se han registrado 284 conflictos, en el caso de Ecuador se registran 9, dos de ellos con referencia al Proyecto Mirador y Fruta del Norte.

La salud en riesgo

La contaminación de los ríos cercanos a las concesiones mineras, limita el acceso a agua segura para la alimentación y el aseo de las familias, ya que ahora no pueden acceder a esa agua que les servía para bañarse, lavar su ropa, etc. Como cuenta Lidia Andi, en estos ríos quedan los residuos de mercurio utilizados por las empresas mineras para recoger el oro, y es en esos ríos donde antes los niños se bañaban, ahora deben cuidar que no ingresen pues luego aparecen con ronchitas en su cuerpo.

A pesar de que la mayoría de la población no cuenta con agua potable, ahora el agua entubada también corre riesgo de contaminarse al pasar por las zonas donde se encuentra la minería, este es el caso del agua que abastece a la población de Tundayme, cuya tubería en la actualidad pasa por debajo de la relavera del proyecto Mirador. Esto los mantiene en alerta constante ante un posible daño que podría presentarse con el tiempo y ante lo cual deben estar prevenidos o buscar otras formas de abastecimiento de agua.

Según un estudio realizado por la Universidad de las Américas en el primer semestre de 2024 sobre el nivel de metales pesados en el organismo de las personas en el cantón Tena de la provincia de Napo, se ha determinado que en las parroquias de Chontapunta, Ahuano, Puerto Napo y Talag, el plomo, arsénico, zinc y hierro están por encima de los valores referenciales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de otras entidades internacionales.

En los registros de los dispensarios médicos del Seguro Social Campesino enfermedades como dermatitis y micosis han subido en relación a otros años, indica la Dra. Caizaluisa, en la actualidad estas enfermedades ocupan el quinto y sexto lugar sin poder determinar la causa central; aunque la gente está consciente de cuál es la causa, ya que pasan todo el día con botas dentro del río contaminado con mercurio. A decir de la doctora, quienes están en la actividad minera son más susceptibles de contraer este tipo de enfermedades, o incluso unas más graves, pero no se pueden determinar su origen en el corto plazo.

Este es el caso de don Francisco Licuy, de la comunidad de Wasila, quien con mucha tristeza cuenta como su esposa toda su vida ha estado dedicada al lavado de oro, todos los días de ocho de la mañana a cuatro de la tarde, y hoy presenta enfermedades como dolor del corazón, dolor de cabeza, falta de apetito, sin embargo, no se ha logrado determinar las causas de estas dolencias.

Según el Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica – MAATE en los monitoreos periódicos de calidad de agua y las descargas hídricas presentados por los proyectos con Autorización Administrativa Ambiental, no se evidencia incumplimiento a los límites máximos permisibles establecidos en el Acuerdo Ministerial 097-A. Además, indica que el uso de mercurio en actividades mineras se encuentra prohibido conforme la Ley de Minería “Art….- Prohibición del uso del mercurio en operaciones mineras”, sin embargo, según los testimonios de la población el mercurio está presente en los ríos.

Una de las mayores preocupaciones que tiene la dirigencia de la FOIN es que la población no conoce los efectos que está teniendo el contacto con el mercurio en su vida cotidiana, es por esto que junto a la Fundación Quipa y la Universidad San Francisco de Quito se encuentran realizando investigaciones en torno a este tema. A la par de la investigación han iniciado un recorrido de sensibilización por las comunidades de la ribera del río Jatunyacu, informando los efectos que el mercurio produce en la salud humana y en el ambiente, piden a la población en el caso de presentar algunos de los síntomas descritos (dolor de cabeza, pérdida de memoria.

Para la doctora Diana Licuy las personas pueden contaminarse con mercurio a través de la inhalación directa, del consumo de pescado contaminado, del contacto con heridas en el cuerpo, al ingresar al cuerpo el mercurio se distribuye en todo el organismo, afectando al sistema nervioso central, el corazón y los riñones.

Indica que las personas que trabajan en minería o en contacto con mercurio van a presentar signos de mal humor, irritación y enojo por cualquier cosa, dolor de cabeza, temblores en manos y cuerpo, encías enrojecidas, sangrados, tos, dificultad al respirar, dolores en los pies y en los riñones. Ante estos signos y síntomas durante la socialización en las comunidades la Dra. Licuy pide a la población se acerquen a los dispensarios de salud para ser atendidos a tiempo.

A decir de Lidia Andi, muchas de las enfermedades la gente piensa que no son graves, pero no se toma en cuenta los efectos a largo plazo, en el caso de las mujeres, incluso embarazadas, permanecen en los ríos lavando el oro, y eso con el tiempo les va afectando. Indica que hasta ahora lo que más han detectado en las visitas por las comunidades es el aumento de cáncer, úlceras, ronchas en el cuerpo, dolor de cabeza, pérdida de memoria en las personas cuando más tiempo están en la minería.

La presencia de la minería en la región amazónica viene cargada de fuertes contradicciones entre los habitantes de la zona, la búsqueda de mejores condiciones de vida y el cuidado de la naturaleza. La preocupación latente de varios comuneros, al igual que algunos colectivos, organizaciones sociales e indígenas, radica principalmente en los daños irreparables a la naturaleza que se puedan generar a mediano y largo plazo producto de la extracción minera. Pensar en la naturaleza como un recurso finito es buscar alternativas de desarrollo sostenible que beneficien a la población local y fomenten otras actividades económicas rentables, principalmente para las mujeres quienes están al frente de la economía de sus hogares, esta es la propuesta que desde la dirigencia de bioeconomía de la FOIN se encuentra en construcción, mientras, las actividades mineras continúan.


 

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