La industria tiene en carpeta proyectos por más de USD 20.000 millones que podrían generar 38.000 empleos
El sector minero argentino cuenta con un singular potencial, dados los enormes recursos aún no explotados, a lo largo de todo el territorio nacional. Al menos eso es lo que surge del Plan 2020 que en 2016 presentó la Cámara de Empresarios Mineros, con proyectos por un total de USD 20.000 millones y generación de 38.000 empleos directos e indirectos.
Sin embargo poco se habría avanzado en el primer año del nuevo año del gobierno de Cambiemos, pese a que levantó el cepo cambiario, unificó el tipo de cambio en el nivel que se ubicaba en el segmento libre y bajó las retenciones sobre las exportaciones.
La consultora Abeceb identificó al menos cuatro factores que justifican la demora de la llegada de nuevas inversiones al sector minero:
- Productividad laboral: “Se observa una tendencia negativa en la minería argentina, dando como resultado una caída del 45% en dólares y 38% en términos constantes entre 2006 y 2016. En ese plazo, los salarios del sector crecieron un 181% en dólares, muy por encima de la inflación. De esta manera, la productividad por cada dólar de costo salarial mostró una merma muy considerable, derrumbándose a menos de la cuarta parte de su valor”.
- Marco inversor: “La mayoría de las provincias argentinas califican sensiblemente por debajo de los competidores de la región. Esto es producto de la mayor volatilidad macroeconómica, falta de definiciones en cuestiones normativas clave e incertidumbre respecto a cuestiones fiscales. Salta y San Juan aparecen como las provincias con clima de negocios más favorable, en contraposición a lo que ocurre en Catamarca y Santa Cruz”.
- Costos logísticos: “El país se encuentra en desventaja debido a elevados costos de transporte y una desfavorable localización de los yacimientos minerales. En particular, la región del noroeste argentino es la más afectada. El desarrollo ferroviario podría ayudar a reducir los costos en la zona”.
- Presión tributaria local: “Es superior a la observada en Chile y Perú. A su vez, al tratarse de una estructura regresiva, desincentiva la realización de proyectos de rentabilidad media o baja, inhibiendo el desarrollo del sector”.
Mariano Lamothe: “Entre 2007 y 2015 se observó una fuerte apreciación cambiaria que no llegó a corregirse con la devaluación a fines de ese período”
Adicionalmente, Mariano Lamothe, director de Mercados de Energía, Minería e Infraestructura, de la consultora Abeceb, resalta “el impacto negativo que ha tenido en la competitividad la importante apreciación real observada entre 2007 y 2015, que no ha sido compensada por el incremento del tipo de cambio observado a fines de ese año. Mientras que el precio de los insumos importados creció 477% en la última década; la inflación fue del 762% y los costos logísticos subieron 968%”.