En 1958, en Bruselas, se inauguró una exposición en vivo con personas traídas de Congo. Ayer, se cumplieron 65 años de que, en la exposición, se arrojara los cuerpos de siete congoleños a una fosa común, sin distinguirlos.
Esta exposición hacía parte de los famosos «zoos humanos” de la época, creados para mostrar a personas de otras razas, como animales para la diversión de los blancos europeos. Se presentaba condiciones autóctonas de las diferentes comunidades, se los podía ver realizando ritos o danzas para sus “amos”. La celebración de esta exhibición duró 200 días.
Siete congoleños fallecieron debido a neumonía y gripe, ocasionadas por las condiciones en las que los tenían. Durante su estancia en el “zoo”, los visitantes les tiraban cosas y se burlaban de ellos cuando no reaccionaban. Afortunadamente, este fue el último de la historia.
Los “zoos humanos” estaban presentes en muchos lugares de Occidente. Europa desarrolló una fascinación por exhibir personajes exóticos para ellos, seres diferentes que eran trasladados a diferentes países, con el único fin de divertir a las multitudes.
La existencia de este tipo de prácticas a lo largo de la historia occidental ha sido una causa primordial en el surgimiento del pensamiento racista. El concepto del «otro» y de las “mejores razas” surge a partir de las acciones de una Europa dominante y colonizadora, que con el paso del tiempo ha dado lugar al racismo contemporáneo que prevalece hasta nuestros días.
A. V.