El sector energético está inmerso en constantes cambios, con la creciente demanda de energía y la necesidad de reducir las emisiones de carbono, la industria energética está experimentando hoy en día una importante transformación.
Este mes de octubre, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) publicó su informe Perspectivas Energéticas Mundiales 2023, en el que pronostica el escenario energético probable al final de la década teniendo en cuenta las actuales políticas mundiales en materia de energía y clima.
Aunque la capacidad mundial de las energías renovables está creciendo rápidamente, gracias a las enormes inversiones de los últimos años y al mayor apoyo de los gobiernos de todo el mundo, la AIE sugiere que no se está haciendo lo suficiente para alcanzar los objetivos climáticos mundiales de final de década.
Y mientras la AIE se muestra optimista en sus perspectivas energéticas, otras organizaciones dudan de que el mundo sea capaz de hacer un cambio tan significativo alejándose del petróleo y el gas en este tiempo.
En su World Energy Outlook, la AIE afirma: “Algunas de las presiones inmediatas de la crisis energética mundial se han atenuado, pero los mercados energéticos, la geopolítica y la economía mundial están inestables y el riesgo de nuevas perturbaciones está siempre presente”.
El precio de los combustibles fósiles ha bajado desde su máximo de 2022, pero continúa el conflicto entre Rusia y Ucrania, y se vislumbran otros conflictos en Medio Oriente.
Mientras tanto, la inflación sigue siendo alta y el mundo lucha contra fenómenos meteorológicos cada vez más fuertes, como olas de calor, huracanes y heladas extremas.
Además, las emisiones de gases de efecto invernadero aún no han tocado techo, y la contaminación atmosférica sigue estando relacionada con la muerte de millones de personas cada año.
Sin embargo, la inversión mundial en proyectos de energías renovables y tecnologías limpias sigue aumentando, con una enorme reserva de energía verde en muchas zonas del mundo.
El informe señala que la inversión en energías limpias ha aumentado un 40% desde 2020, apoyando la creación de puestos de trabajo en energías limpias en todo el mundo.
Cada día se gastan más de 1.000 millones de dólares en el despliegue de la energía solar y se espera que este año se añadan más de 500 gigavatios de capacidad de generación de energías renovables.
En el informe, la AIE esboza su Escenario de Políticas Establecidas (STEPS), que ofrece una perspectiva basada en los últimos ajustes políticos, incluidas las políticas energéticas, climáticas e industriales relacionadas. Según este escenario, se espera que el final de la era de los combustibles fósiles comience hacia finales de la década.
No obstante, se prevé que la dependencia mundial de los combustibles fósiles siga siendo alta, pasando de alrededor del 80% en los últimos años al 73% en 2030,- y preocupa que la aceleración del despliegue de la energía verde no sea suficiente para cumplir los objetivos climáticos mundiales.
Pero, afirma, “las políticas de apoyo a las energías limpias están dando resultados a medida que se acelera el ritmo de cambio previsto en mercados clave de todo el mundo”.
Esto se ha visto espoleado en gran medida por la creación de la Ley de Reducción de la Inflación de Estados Unidos, que ha animado a otras regiones del mundo a desarrollar políticas climáticas de gran alcance para competir con el potencial dominio de Estados Unidos en energía verde, tecnología y fabricación.
Tambien se espera que la enorme demanda energética de China disminuya tras el enorme auge de las infraestructuras y la fabricación de las últimas décadas.
Esto se verá reforzado por su gigantesca industria de energías renovables, ya que China representará alrededor de la mitad de las adiciones eólicas y solares y más de la mitad de las ventas mundiales de vehículos eléctricos en 2022.
Sin embargo, esto se verá contrarrestado por una demanda creciente en mercados como India, que necesitará el apoyo de las naciones más ricas para desarrollar su capacidad de energía renovable y reducir su dependencia de los combustibles fósiles.
Aunque la AIE goza de una sólida reputación por predecir las tendencias energéticas basándose en las políticas gubernamentales y la cartera de proyectos, así como en otros factores, no todo el mundo está de acuerdo con sus perspectivas.
Por ejemplo, en los últimos meses ha habido grandes disputas sobre cuándo empezará a caer la demanda mundial de combustibles fósiles, con desacuerdos entre la AIE y la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
La AIE declaró en septiembre que espera que la demanda mundial de combustibles fósiles alcance su punto máximo en 2030. El director de la agencia, Fatih Birol, declaró que “esta era de crecimiento aparentemente incesante llegará a su fin esta década, trayendo consigo importantes implicaciones para el sector energético mundial y la lucha contra el cambio climático”.
Por su parte, el Secretario General de la OPEP, Haitham Al Ghais, afirmó que “este tipo de narrativas sólo sirven para que el sistema energético mundial fracase estrepitosamente”.
Y añadió: “Llevaría a un caos energético a una escala potencialmente sin precedentes, con consecuencias nefastas para las economías y miles de millones de personas en todo el mundo”.
Una cosa parece segura, y es que a menos que los gobiernos de todo el mundo hagan más por cambiar su dependencia de los combustibles fósiles por alternativas renovables, será imposible cumplir los objetivos climáticos mundiales.
Además, se necesita mucha más financiación en todo el mundo para la energía verde y las tecnologías limpias relacionadas para apoyar una transición verde exitosa, incluido el apoyo financiero del Norte Global para ayudar a los países en desarrollo a aumentar su capacidad de energía renovable.