La mina Serra Verde, situada en el estado brasileño de Goiás, ha iniciado la producción comercial de tierras raras pesadas a partir de arcilla iónica, un tipo de depósito más fácil de procesar que la roca dura. Este proyecto, respaldado por inversiones estadounidenses y británicas, se posiciona como una alternativa clave para reducir la dependencia occidental de China en el suministro de estos minerales esenciales para tecnologías como vehículos eléctricos y turbinas eólicas.
A pesar de los esfuerzos por diversificar las fuentes de tierras raras, toda la producción de Serra Verde ya está comprometida contractualmente con empresas chinas. China no solo domina la extracción de estos minerales, sino también su procesamiento, controlando el 70% de la producción mundial y el 90% de la capacidad de refinación. Esta situación refleja el desafío que enfrentan Estados Unidos y sus aliados para romper el monopolio chino en este sector estratégico.
El caso de Serra Verde evidencia cómo, incluso con inversiones significativas y recursos naturales abundantes, la falta de capacidad industrial para procesar tierras raras fuera de China limita la autonomía de otros países. Mientras tanto, Pekín continúa consolidando su hegemonía en la cadena de suministro global de estos minerales críticos.
C.A.