Las recientes detonaciones en Zaruma y la incontrolable presencia de la minería ilegal y antiminería extremista que violenta y lidera los yacimientos naturales de la Merced de Buenos Aires, se traduce en una ofensiva nacional de la ilegalidad extractiva cuya fiebre de oro degenera e intimida a quienes habitan en los alrededores de estos dos puntos de subsuelo explotado y debilitado.
Según recientes denuncias de zarumeños, las autoridades de turno olvidaron los socavones producidos por la minería sin control que sigue destruyendo la ciudad y se centraron en la promoción turística de fiestas patronales.
La codicia de los mineros ilegales en este cantón vulnerado durante décadas, disminuye la esperanza de una oportunidad de superar la destrucción del patrimonio cultural.
Por otro lado, en la parroquia La Merced de Buenos Aires, en Imbabura, abunda la violencia de los mineros ilegales y antimineros extremistas con antecedentes de minería ilegal y su ambición de poseer terrenos donde se práctica la minería legal y responsable.
El paro nacional del pasado 13 de junio de 2022, dejó en evidencia la apatía de los ilegales hacia la humanidad de los demás, al aprovechar las movilizaciones indígenas para provocar disturbios en esta parroquia y arremeter en contra de la minería responsable con el único objetivo de liderar los espacios ocupados por las empresas extractivas legales.
Se suman las prácticas ilegales que han dejado como resultado un récord de más de 3 000 sacos de material mineralizado ilegal decomisados en lo que va de 2022 en esta parroquia que está bajo el control de los ilegales, quienes imponen su ley, provocan caos y atentan contra la vida, el derecho al trabajo y el desarrollo de la minería responsable.