El Salvador ha decidido levantar la prohibición de la minería metálica, vigente desde 2017, tras la aprobación de una nueva ley impulsada por el presidente Nayib Bukele. El mandatario argumenta que el país posee significativos yacimientos de oro y otros minerales valiosos que podrían revitalizar la economía nacional.

Bukele afirmó que «Dios colocó un gigantesco tesoro bajo nuestros pies», refiriéndose al potencial minero del país. Según el presidente, estudios indican que solo en el 4% del área potencial se han identificado 50 millones de onzas de oro, valoradas en más de 131.000 millones de dólares, lo que equivale al 380% del PIB de El Salvador.

El país se encuentra en el Anillo de Fuego del Pacífico, una zona con alta actividad volcánica que favorece la formación de depósitos minerales. Sin embargo, esta misma ubicación geológica implica riesgos sísmicos y ambientales significativos.

La decisión ha generado preocupación entre ambientalistas y comunidades locales, quienes temen que la reactivación de la minería metálica pueda conducir a desastres ecológicos, contaminación de fuentes de agua y afectaciones a la salud pública. En 2017, El Salvador se convirtió en el primer país del mundo en prohibir la minería metálica, precisamente por los daños ambientales asociados a esta actividad.

Organizaciones ambientales y sociales han expresado su rechazo a la medida y han convocado a movilizaciones para exigir la protección del medio ambiente y el respeto a las comunidades afectadas. Por su parte, el gobierno asegura que la nueva legislación incluye regulaciones estrictas para garantizar una explotación minera responsable y sostenible.

La comunidad internacional observa con atención este giro en la política minera de El Salvador, considerando los antecedentes y las posibles implicaciones para el desarrollo sostenible y la protección del medio ambiente en la región.

C. A.