Los avances científicos y tecnológicos están a la orden del día buscando mejores alternativas de materiales com éste tan conocidos e imprescindibles en la actualidad, que lejos de ser inofensivos agreden fuertemente al medio ambiente. Es por ello que en cada sector se observan innovaciones sostenibles sobre todo que involucran al hidrógeno que logran en el mejor de los casos equipar los beneficios del producto original.
En el ámbito industrial, por ejemplo, uno de los rubros más contaminantes del planeta hay materiales muy difíciles de reemplazar como lo ha sido siempre el acero, responsable del 10% de las emisiones de carbono. Sin embargo, las noticias son prometedoras con una innovación que generará la próxima revolución industrial
Acero verde: la innovación que reemplazará al acero en la próxima generación
Como dijimos, el acero es uno de los materiales más importantes en la industria y en la construcción por dureza y resistencia. Desde hace tiempo que muchos científicos se han dado en la búsqueda de materiales sustitutos con tecnología más limpia, pero ninguno había conseguido igualar sus virtudes.
La noticia llega desde el Instituto Max Planck de Múnich, Alemania donde un equipo logró una fórmula innovadora a través del hidrógeno. El material que se asemeja al acero se logra tras la combinación de hidrógeno verde y residuos industriales.
El producto siderúrgico verde no solo es sostenible porque utiliza una energía renovable y abundante sino que además, utiliza barro rojo, un residuo que dejaba la fabricación del aluminio y que hasta el momento era de muy difícil reducción. Ahora, se le ha encontrado una vía reciclable para obtener un producto de inmejorable calidad.
¿Cómo lograron producir el acero verde?
Mikhail Eremets e Ivan Troyan, los ingenieros a cargo de este fabuloso invento han logrado “aplastar” al hidrógeno modelando su propiedad como gas y llevándolo hacia un estado sólido, convirtiendo un material con alta conductividad metálica, al que llamaron: hidrógeno metálico
El proceso de laboratorio contó con la exposición del componente a un horno de arco eléctrico, muy similar a los que se usan en la industria siderúrgica, pero con el objetivo sostenible, suprimieron el uso de carbón por el hidrógeno verde.
Los residuos industriales utilizados, de los que mayor parte estaban constituidos por barro rojo, que cuenta con una alta proporción de óxido de hierro, un componente esencial en la fabricación del acero. La combinación con plasma de hidrógeno generó un material metálico evitando las emisiones de efecto invernadero habituales.
El acero verde: 4.000 millones de toneladas de residuos e hidrógeno verde
Y no hablemos solo de las implicancias limpias del producto final, sino que su elaboración permite la reutilización de 4.000 millones de toneladas de barro rojo que se acumulan al año tras la fabricación del aluminio.
Los científicos demostraron que el barro rojo contiene entre un 30% y un 40% de óxido de hierro, fundamental para la elaboración del acero y la cantidad de residuos reutilizados podrá generar unas 700 millones de toneladas de acero verde al año, lo que representa solo un tercio del acero que conocemos que se fabrica en el mundo.
La revolución industrial está cerca dado que no solo se presenta como una gran alternativa ecológica sino también presenta un potencial económico bastante alto.
Curiosidades de este novedoso material verde
La curiosidad de este complejo invento que llevó años de experimentación es lo rápido que se elabora. Los expertos aseguran que, en solo 10 minutos de exposición a altas temperaturas, el óxido de hierro se reduce a polvo de hierro puro y que puede convertirse en acero sin ningún otro tratamiento químico.
El papel del hidrógeno verde es clave como reductor de emisiones y el residuo de la elaboración tiene una consistencia semejante al vidrio lo que podría considerarse para el sector de la construcción con una metodología óptima. Esperemos ver su funcionamiento en la práctica, fuera del laboratorio. Será una revolución cuando se fabrique en escala, con la posibilidad de evitar más de 1,5 millones de toneladas sus emisiones anuales de CO₂.