La Asamblea Nacional se encuentra ante un desafío crucial en el año 2024, después de haber cerrado con éxito los primeros meses de su gestión en estrecha colaboración con el Ejecutivo. La aprobación de la reforma tributaria marcó un hito que confirmó el compromiso de «gobernabilidad» establecido desde el inicio de su mandato.

Durante su mes y medio en funciones, la Asamblea ha optado por evitar conflictos y discordias, manteniéndose en la línea de colaboración inaugurada tras el acuerdo para elegir a las autoridades. El desafío para el próximo año radica en preservar esta armonía no solo entre el presidente Daniel Noboa y el presidente de la Asamblea, Henry Kronfle, sino también entre el gabinete y las diversas bancadas.

La coordinación entre Noboa y Kronfle ha sido efectiva, especialmente porque los proyectos del Presidente han respetado las líneas rojas marcadas por el Partido Social Cristiano (PSC). Sin embargo, tensiones han surgido con otras bancadas, como el correísmo, que ya ha iniciado llamadas constantes a ministros de Noboa para comparecencias, generando posibles conflictos futuros.

La aprobación de la reforma tributaria fue un indicador clave del compromiso por la gobernabilidad, obteniendo el respaldo de todas las bancadas, excepto Construye, Pachakutik y algunos independientes. Este acuerdo, al menos con el PSC, se vio reforzado, aunque el correísmo mostró divisiones internas durante la votación.

Ahora, la Asamblea se enfrenta al segundo desafío del «acuerdo por la gobernabilidad» con la tramitación de la reforma energética, presentada el 20 de diciembre. El Consejo de la Administración Legislativa (CAL) la calificó rápidamente, remitiéndola a la Comisión de Desarrollo Económico, que ya manejó con éxito la reforma tributaria. Aunque las bancadas aún no han tomado posiciones claras, el primer debate, sin fecha definida, revelará las posturas frente a esta nueva iniciativa económica urgente.

C.A.