En Ecuador, el 5 de enero de cada año se conmemora el Día del Periodista Ecuatoriano, fecha seleccionada por el Congreso Nacional en 1992 en memoria de Eugenio de Santa Cruz y Espejo, ilustre de la independencia y fundador de “Primicias de la Cultura de Quito”, el primer periódico del país lanzado el 5 de enero de 1792.
Primicias de la Cultura de Quito, es un verdadero símbolo de los comienzos del periodismo y de la formación de una embrionaria opinión pública en el Ecuador, creada en medio de la caótica colonización española, que demostraba el derecho y reclamaba la posibilidad de tener una identidad propia que nos diferenciaba de la visión de colonia que tenía España y que reclamaba para sí, un puesto propio.
Hoy que el mundo está lleno de gente que en virtud de poseer un celular en mano se cree periodista, postean en redes sociales estupideces replicados por seguidores que otorgan millones de vistas y terminan afectando el comportamiento social familiar y personal, destruyendo a la humanidad cayendo en un consumismo, hedonismo y un narcisismo.
Es de ver a todos quienes hacemos comunicación de manera responsable recordarnos que las condiciones del periodista no son como se ha afirmado el generar o transmitir información, ni siquiera el derecho de generar una opinión, sino más bien reflejar la verdad a la que se ha podido acceder a través del trabajo periodístico, difundir esos hechos, defender el derecho de las personas acceder a la verdad, no comprometerse de manera partidista, no prestar su labor para fines mercantiles sino más bien para fines altruistas como son la investigación, búsqueda y difusión de la porción de verdad a la que un ser humano puede acceder, la demanda y el derecho a la libertad de opinión, pero que está también tenga la responsabilidad plena de quien la emite y que implique asumir las responsabilidades y garantías que dicho pronunciamiento implica.
Ante el vertiginoso avance de la tecnología que está destruyendo a la humanidad solamente el volver a los valores éticos fundamentales expresados por los grandes maestros que han construido la cultura occidental, valores de la democracia, derechos humanos, el respeto a la libertad de cultos y la no imposición de las religiones o creencia alguna, puede construir una sociedad donde el periodista vea garantizado su trabajo y pueda llamarse a sí mismo periodista.
B.M.