En el documento remitido al Principado se cuantifican los empleos directos que se generarán con la puesta en marcha del yacimiento de oro de Tapia y su explotación entre 150 y 200, y en más de mil los indirectos
Un «proyecto nuevo y singular» de minería subterráneo con el objetivo del «respeto medioambiental y la eliminación de impactos, especialmente el visual». Eso es lo que la compañía española Explotaciones Mineras del Cantábrico (EMC) ha hecho llegar al Principado para la explotación y restauración del yacimiento de Salave, en Tapia de Casariego, para que sea sometido a Evaluación de Impacto Ambiental. Una nueva propuesta que plantea una inversión inicial superior a los 100 millones de euros y que generará, durante la puesta en marcha y explotación, entre 150 y 200 empleos directos y más de mil indirectos. Asimismo, avanzan que la mayor parte de los beneficios del proyecto «revertirán en la propia comunidad», con ese volumen de empleo, al tiempo que beneficiará «la actividad económica auxiliar, la contribución impositiva, la prestación de serviciosy colaboraciones complementarias».
«El inicio de este proceso de autorización ambiental se hace desde el convencimiento de que es posible desarrollar una operación minera económicamente viable y medioambientalmente sostenible con el objetivo global de alcanzar el riesgo cero», ha señalado EMC. El proyecto, explica, incorpora tecnologías «modernas y contrastadas internacionalmente» proponiendo «la separación de un concentrado de sulfuros de la minera como producto final». Con esta técnica se elimina la utilización de «productos cianurados» en el proceso como sucede de manera habitual en otras minas de oro del mundo. «La actividad regular se desarrollará ajena al entorno al estar las infraestructuras exteriores completamente cerradas dentro de edificios industriales».
Sin vertidos y con un emisario submarino
El proyecto de Explotación y Restauración recoge también que no hagrá generación de vertidos «a cauce terrestre y propone medidas para una protección máxima de las aguas subterráneas, que incluyen la deposición en el mar exclusivamente de agua limpia a través de un emisario submarino a 800 m de la costa y 17 m de profundidad, funcionando de manera similar a los emisarios ya existente en la zona, cumpliendo con la normativa requerida por la legislación autonómica, nacional y europea y sin afección al medio marino, la costa y playas de la zona».