En décadas anteriores, debido al conflicto armado, Colombia era un territorio muy inexplorado. Sin embargo, en los últimos años ha tenido una inspección mucho más agresiva, que ha permitido conocer más el potencial geológico que tiene.
De hecho, según Juan Camilo Quintero, gerente de Asuntos Corporativos e Innovación de Anglo Gold Ashanti Colombia, entre esos descubrimientos, se ha llegado a la conclusión de que el país tiene un gran potencial minero. Por ejemplo, está catalogado por el Banco Mundial como uno de los seis países con el mayor potencial de cobre a nivel mundial.
“Este panorama podría replicarse en el caso del oro, llegando a ser un gran jugador a nivel global y creemos que hay una gran oportunidad para ir generando desarrollo, regalías y programas sociales que sean financiados por la minería a nivel nacional”, explicó Quintero.
De acuerdo con este argumento, Diego Gómez, director de la Fundación Ecsim, dice que el país tiene la oportunidad de ser un proveedor global de minerales. “El reto será hacerlo con un modelo moderno de minería que además pueda certificar internacionalmente para que los minerales de este origen sean reconocidos y obtenidos de manera sostenible y regenerativa y así, los consumidores mundiales pagan un plus adicional por los productos que tengan estos sellos de sostenibilidad. Es la gran tendencia hoy en los mercados globales: Market Driven Sutaniability”.
Para lograrlo, las dos compañías vienen trabajando de la mano en uno de los proyectos más importantes de minería regenerativa en la Mina de Cobre Quebradona, ubicada en el municipio de Jericó, en el suroeste antioqueño.
Para este proyecto, se invertirán cerca de 1.400 millones de dólares para contar con todas las tecnologías en tratamiento de aguas, inteligencia artificial, vehículos autónomos y vehículos eléctricos. Juan Camilo Quintero asegura que estas son inversiones grandes e importantes que dinamizan la economía y halan bastante una cadena de proveedores, oportunidades de empleo y prosperidad para la gente.
En materia de diversidad y conectividad, con el proyecto de Quebradora se buscan tener unas compensaciones más allá de lo que manda la ley, regenerando lo que se ha perdido en gran parte. Por ejemplo, en el bosque seco tropical, donde se deben compensar 1.100 hectáreas, las compañías decidieron regenerar 1.400 adicionales. En el agua, captada del Río Cauca, se busca recircular un 80 % y devolver el otro 20 % en mejores condiciones con las que se captó.
“Hoy estamos enfocados en la licencia ambiental y que esperamos se pueda definir este segundo semestre. También queremos continuar con todas nuestras actividades de inversión social en el desarrollo de la Fundación Projericó, pero también iniciar capacitaciones preliminares a futuros empleados que podamos tener y con las tecnologías que vamos aplicando. Continuar trabajando con la gente, con el entendimiento del territorio, hacer apuestas colectivas, creemos que estos son los escenarios fundamentales y queremos seguir avanzando en estudios puntuales que nos permitan cada vez conocer más el territorio desde lo biótico, lo abiótico y desde otros aspectos, para cada vez tener una mejor empresa para la región”, explicó Quintero.
Por su parte, Diego Gómez dijo que estos tipos de proyectos, como camino a la transformación a una sociedad sostenible son necesarios para superar la pobreza y lograr una sociedad próspera e incluyente.
“Necesitamos más que triplicar el tamaño de la economía. Eso lo tendremos que hacer logrando que cada nueva empresa, cada nuevo sembrado, cada nueva generadora de energía, sea sostenible y regenerativa. Además, debemos convertir esta propuesta en un propósito nacional en el que se alineen las políticas y las instituciones para el logro de un objetivo que no solo será un gran aporte a la sostenibilidad global, sino que, además, hará un gran aporte a la sostenibilidad integral de nuestro territorio y nuestra sociedad, empezando con el frente fiscal, ya que los ingresos de Minería Verde pagarían con creces la actual deuda externa”, puntualizó Gómez.
Para ambos, estos proyectos parten de una visión sistémica, no solamente desde los temas ambientales sino sociales, institucionales, económicos, e inclusive, la teoría habla también de los temas espirituales frente a cómo somos capaces de reivindicar y fortalecer las creencias en los territorios como Jericó, que, aunque tiene muchos retos por delante a nivel social, también cuenta la posibilidad de potenciar su economía campesina, un desarrollo más integral y de bienestar para sus habitantes.