La producción de carbón estadounidense aumentará un 15% este año para satisfacer la mayor demanda de electricidad en el país y en el extranjero, según las perspectivas de julio del Departamento de Energía de Estados Unidos. Esta cifra sería la mayor desde al menos 1990 y casi el doble del aumento del 8% previsto en mayo, cuando el repunte económico estaba aún en las primeras fases de la recuperación.

El cambio subraya el círculo vicioso del cambio climático, ya que el aumento de las temperaturas extremas impulsa la demanda de energía justo cuando la extensa sequía reduce la producción de las presas hidroeléctricas. Esto hace que las empresas de servicios públicos quemen más combustible fósil, un patrón que también se ve exacerbado por los altos precios del gas natural. Al mismo tiempo, los principales exportadores, como Australia y Colombia, se enfrentan a problemas de suministro que han contribuido a elevar los precios mundiales a su nivel más alto en 10 años y han aumentado la demanda internacional de exportaciones de carbón estadounidense.

«Todo lo que podría suceder que es positivo desde el punto de vista de la demanda está sucediendo», dijo Andrew Cosgrove, un analista de minería de Bloomberg Intelligence. «Las estrellas se están alineando».

Ese creciente apetito ayudará a impulsar las exportaciones estadounidenses del combustible en un 21% este año, y otro 19% en 2022, dijo el miércoles el Departamento de Energía en su último informe de perspectivas a corto plazo. El departamento dijo que sus proyecciones se basan en la previsión de la firma IHS Markit de que la mayor economía del mundo crecerá un 7,4% en 2021.

Las perspectivas también están haciendo subir los precios de las acciones de las empresas mineras. Peabody Energy Corp., la mayor productora de carbón de Estados Unidos, y su rival Arch Resources Inc. han alcanzado esta semana máximos de 18 meses. Consol Energy Inc. cotiza cerca del máximo desde agosto de 2019.

Y es poco probable que el auge del carbón pierda impulso pronto. Mientras el crecimiento económico siga siendo robusto, también lo será la demanda de energía, según Lucas Pipes, analista de B. Riley Securities.

Aunque el combustible se enfrenta a fuertes vientos en contra en Estados Unidos y Europa, donde los esfuerzos para frenar el cambio climático están impulsando a las empresas de servicios públicos a cerrar centrales eléctricas de carbón, el consumo mundial sigue aumentando debido a la demanda en Asia. Y como los proveedores no están abriendo nuevas minas, es probable que los precios sigan siendo altos.

«No veo ningún cambio en estas tendencias», afirma Pipes. «Es un buen augurio para el carbón».