RD está llamada a conocer su potencial en un ejercicio responsable de esta actividad, bajo regulaciones que la garanticen como plataforma para la prosperidad a largo plazo.
l reinicio de operaciones mineras en mucho países la región toma buen pulso, en algunos como en Chile no dejó de funcionar ni en pandemia, y se proyecta que en los próximos meses recuperaren gran parte de los niveles de producción pre-pandemia. Con su abundancia y variedad de minerales, América Latina atrae gran parte de la inversión y explotación a nivel mundial.
En 2020 las exportaciones del sector minero totalizaron más de US$1,300 millones en República Dominicana
De acuerdo con datos de la CEPAL, Chile es el principal productor de cobre, Brasil el tercero de hierro, México el mayor productor de plata y Perú está entre los primeros de plata, cobre, oro y plomo. En la región se encuentra además el 61% de las reservas de litio. Brasil, Chile, México y Perú concentran el 85% de las exportaciones de minerales y metales de la región.
En República Dominicana la producción minera se ha mantenido pese a los efectos del covid-19; sabemos por Camipe que el año pasado las exportaciones del sector minero totalizaron más de US$1,300 millones y para este año tienen el objetivo de superar los US$1,600 millones. Para lograrlo el país planea ofrecer mayor seguridad jurídica, permisología mejorada y aumento en la producción; claves para atraer inversiones al sector minero.
Pero la minería del futuro también se debe a un sentido responsable de la explotación. AIRD destaca, en este sentido, el ejemplo que representan en RD las acciones de sostenibilidad ambiental y social de Corporación Minera Dominicana –CORMIDOM–, tildándolas de “minería del futuro”, en palabras de Celso Marranzini, presidente del ente.
Las acciones de la minera la caracterizan como modelo de una minería social y ambientalmente responsable, precisamente porque está liderada por jóvenes dominicanos “cada día más comprometidos en sus comunidades”. Elizabeth Mena, VP de asuntos gubernamentales de la empresa, lo define como un “ejemplo de ciudadanía corporativa”, con impacto clave en el desarrollo económico de la zona y del país “más allá de sus obligaciones contractuales”.
En concreto, la virtud del esquema productivo de Cormidom radica en que trabaja en base a un plan de sostenibilidad enfocado en cuatro pilares: gestión ambiental, gestión social, gestión económica y gestión ocupacional y su estrategia de sostenibilidad está alineada a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.
En la gestión ambiental se trabaja específicamente en la preservación de los suelos, auspiciando 5 especies de flora en peligro de extinción e interviniendo 5 cuencas hidrográficas: Río Blanco, Arroyo Toro (Río Ozama), Río Sin, Río La Leonora sembrando más de 2 millones de plantas endémicas e impulsado la educación ambiental en los colaboradores y las comunidades vecinas.
Su filosofía de sembrar árboles para generar agua, invertir en tecnología para reducir la huella de carbono y principalmente invertir en la gente, incluye tanto a los colaboradores como a las comunidades; la reforestación implica beneficios económicos para las mismas y las plantas utilizadas generan frutos que comercializan las familias. Una vez más, respetar lo local sale a cuenta.