El sector minero nacional espera exportar 750 millones de dólares en el 2021, y rondar los 1000 millones dentro de dos años, para lo que necesitan crecer 12.6% en el presente año, y 50.2% en el 2023, con respecto a los 666 millones de dólares exportados en 2020.
Medido de otra forma, habría que impulsar la extracción para que las 344 450 onzas exportadas el año pasado, pasaran a 370 000 o 380 000 onzas a lo largo de este año, y a 500 000 onzas en todo el 2023. “Para acercarnos a los mil millones de dólares de exportación, siempre y cuando el comportamiento del precio del oro se mantenga alto”, explicó Sergio Murillo, presidente de la Cámara Minera de Nicaragua (Caminic).
Adicionalmente, la empresa Mineros inició el proyecto de la Mina Rancho Grande, propiedad de Calibre Mining, y se anunció la inversión de 25 millones de dólares para construir tres planteles de minería artesanal, de los que dos arrancarán entre en 2020 y 2021. “El otro proyecto que va a entrar es el de Cóndor, que está desarrollando su concesión”, confirmó Murillo.
El líder gremial consideró que, como producto único, la actividad minera es la que más capta divisas. “Cerramos el año pasado como primer producto de exportación, y en los últimos diez años hemos estado entre los primeros tres”, señaló.
Si bien las exportaciones mineras le sacan más de 115 millones de ventaja al rubro del segundo lugar (la carne de bovino), la ganadería como tal reclama el primer lugar como rubro exportador, al sumar otros subproductos, tal como la leche, el queso, la mantequilla y los yogures; el ganado en pie, y hasta los cueros y pieles, entre otros.
Requisito para cumplir las proyecciones exportadoras para el trienio 2021 – 2023, es que “la onza de oro se mantenga [por lo menos] en los precios actuales: entre 1750 y 1850 dólares”, admitió el empresario.
Control total
Además de las metas de crecimiento, al gremio minero le interesan otros dos elementos: asegurar la trazabilidad del oro que producen y exportan; además de desarrollar la minería artesanal y formalizar la minería ilegal.
A partir de ahí, hay una serie de procesos que documentar y reportar a las autoridades: las cantidades de broza extraída, las cantidades de oro que efectivamente se están extrayendo, así como el monto de oro (en kilos), destinado a la exportación.
“Todo el proceso es debidamente documentado y reportado a las autoridades correspondientes: Marena, Serena, Ministerio de Energía y Minas, Aduanas, DGI, UAF… porque la actividad minera es una actividad controlada, así que somos sujetos obligados”, detalló.
“La trazabilidad es importante para cada actividad económica. Las certificaciones y la trazabilidad te dan la garantía que estás cumpliendo con todas las normas y procedimientos nacionales e internacionales”, añadió Murillo.
Las empresas del gremio reconocen que la minería informal es una preocupación para ellos, y por eso, “nuestra primera recomendación es que la minería artesanal debe estar dentro del modelo de ordenamiento y desarrollo que venimos impulsando desde hace doce años”.
Murillo asegura que “deben estar en el proceso de certificación que garantice que están cumpliendo con todo el procedimiento establecido en el Modelo de Ordenamiento y Desarrollo de la Minería Artesanal, para poder cumplir con los estándares que tienen que ver con seguridad industrial, medio ambiente; dejar de usar mercurio; y aplicar las buenas prácticas desde las perspectivas de su personal”.
“La solución es ayudar a formalizar a todos los mineros que trabajan de manera informal”, sentenció en referencia a muchas personas que, dado el auge del precio del oro, se están dedicando a la extracción informal, usando para ellos desde un pico y una pala, hasta cara maquinaria.
“Al final, es informal. Cualquiera, de cualquier tamaño que entre sin permiso a un área entregada en concesión, y no tiene permiso para desarrollar la actividad minera, es informal”, concluyó.
Arena, piedras y cal
Además de la extracción de metales –actividad que puede realizarse de forma industrial, pero también artesanal- también existe la minería no metálica, “que se produce a través de agregados, de caliza, y genera productos para el sector de la construcción, como adoquines, bloques, concreto, cemento, etc.”, explicó el presidente de Caminic.
“En el 2020, la minería no metálica creció 3% en el término de agregados. Eso significa que los proyectos de infraestructura están generando los niveles necesarios para que el sector se sostenga. Hemos hecho grandes esfuerzos, pero la entrada de la pandemia impactó fuertemente nuestra actividad por el lado de las no metálicas y la construcción”, concluyó.