Según el último estudio de la asociación Hutukara Yanomami (HAY) y Wanasseduume Ye’kwana (Seduume), la minería ilegal destruyó 2.400 hectáreas de bosques protegidos de las poblaciones originarias de Yanomamis al noreste del país, en los estados del Amazonas y Roraimas.
Solo en el 2020, en medio de la pandemia, la actividad ilícita acabó con más de 500 hectáreas, esto equivale al 30% del total que denuncia la organización.
Para la data de las cifras, los especialistas se basaron en imágenes satelitales, denuncias, fotografías aéreas y versiones de las comunidades. En dicho escrito se da cuenta que con el uso de maquinaria pesada y una amplia red logística se extra el oro y se pone en peligro miles de especies de flora y fauna, así como la vida de las poblaciones indígenas.
En junio del 2020, dos jóvenes yanomami fueron asesinados a tiros. Foto: ISAJHAY
“Ves el agua sucia, el río amarillo, todo lleno de agujeros. Los mineros ilegales son como cerdos (…) hacen muchos agujeros buscando piedras preciosas como oro y diamantes (…) Vienen como animales hambrientos, buscando las riquezas de nuestra tierra. Avanzan muy rápido”, advirtió Davi Kopenawa, el presidente de HAY.
Kopnawa dijo estar “muy preocupado” porque los mineros ilegales “no están solos”. “Son grupos grandes, están armados, apoyados por empresarios, por el gobernador de Roraima y el mismo presidente, Jair Bolsonaro, además de otros empresarios de Brasil”, señala.
El informe denominado “Cicatrices en la selva: Evolución del minero ilegal en la Tierra Indígena Yanomami en 2020”, en sus 52 páginas, alerta la presencia de los invasores que atentan contra la naturaleza que ahora se intenta proteger para paliar los efectos del calentamiento global. Asimismo, se manifiesta el peligro que representa para los pueblos residentes, ya que en junio del 2020, dos jóvenes yanomami fueron asesinados a tiros.
La investigación informa que la actividad ilegal pone en peligro la vida de los indígenas de la región y los pueblos no contactados. Foto: ISAJHAY
Además, el último febrero, indígenas de la comunidad vecina de Helepe sufrieron un ataque de mineros ilegales que, según el informe, terminó con un integrante de la etnia gravemente herido y un invasor muerto.
Finalmente, la investigación informa que la actividad ilegal pone en peligro la vida de los indígenas de la región y los pueblos no contactados, ya que los invasores de tierras no solo destruyen el ‘Pulmón del mundo’, sino que también llevan enfermedades como la malaria y la posibilidad latente de la COVID-19.
“Los datos indican un aumento de la presión sobre los grupos indígenas en aislamiento voluntario (…) un eventual contacto forzado, en esta etapa, corre el riesgo de desencadenar un trágico episodio de genocidio ”, exhortan las organizaciones.