El pasado martes, una comitiva del Gobierno nacional viajó a Boquerón, corregimiento de La Jagua de Ibirico. El objetivo era escuchar las quejas de los habitantes de este pequeño territorio golpeado por el atraso y el olvido, principalmente, porque una resolución del 2010 estableció que su población debía reasentarse.
Durante todo ese periodo no hubo inversión pública, sin embargo, a inicios de febrero del 2021 el Ministerio de Ambiente estableció que el corregimiento ya no era un área fuente de contaminación, por lo tanto, no se necesitaba reubicar.
EL PILÓN dialogó con la viceministra de Minas, Sandra Sandoval, la cual integró la comitiva, sobre el futuro de este corregimiento rodeado de explotaciones mineras. Además, también dialogó sobre la proyección minera del departamento.
¿En qué consiste el pacto por Boquerón?
No vamos a entrar en el tema del reasentamiento, sino en cuál es la oportunidad para mejorar las condiciones de vida y desarrollar proyectos productivos que puedan impulsar la diversificación económica del corregimiento de Boquerón.
Hemos dividido el pacto en seis líneas estratégicas. La primera es vivienda, nueva condiciones de vida y fortalecimiento de las existentes. La segunda es el tema de saneamiento básico; la tercera es salud; la cuarta es educación, con el fortalecimiento de la infraestructura y la vocación productiva de la zona, para eso tendremos el apoyo de la Secretaría Departamental de Educación y el SENA; quinto, la seguridad alimentaria, porque se ha identificado como potencial el tema agrícola, especialmente cultivos comestibles, como las frutas, el trigo. Trabajar por la seguridad alimentaria, y sentar las bases para el emprendimiento, que es el sexto punto.
¿Cómo se operará ese pacto?
A través de un comité que tendrá representantes del Gobierno nacional, en proceso de definir, obviamente estará el Ministerio de Minas; un representante de la Gobernación, que en este caso fue delegado el secretario de Minas, Manuel Mejía; el alcalde de La Jagua de Ibirico, como autoridad municipal; dos representantes de la comunidad; dos representantes de la bancada de congresistas: el senador Didier Lobo, y el representante ‘Ape’ Cuello. También vamos a incorporar a las empresas mineras del territorio. Seguramente se incorporarán otras personas. Presidencia de la República será esencial en este proceso.
¿Cómo será la inversión?
En el corto plazo vamos a identificar unos proyectos que ya se vienen desarrollando a través de otras iniciativas, como los PDET, este es un municipio PDET; está el pacto territorial Cesar-Guajira, por ejemplo, con proyectos que tengan alguna prioridad en el corregimiento de Boquerón.
Desde el Gobierno nacional se empezará a identificar otra oferta disponible, y se revisará el proyecto que la Gobernación del Cesar ha puesto sobre la mesa en el eje de emprendimiento, para poder ir aterrizando un sistema de riego que le dé pase a un proyecto productivo agrícola con asociaciones campesinas de la región.
Será como una bolsa donde todos aportan…
Todos ponemos: el Gobierno nacional entra con una oferta, también la Gobernación, las alcaldías, las mineras, y seguro durante el camino iremos encontrando nuevos aliados.
Las empresas mineras no pasan por un buen momento, el carbón tampoco… ¿Cómo será el diálogo con ellas?
Nosotros venimos trabajando en la agenda del carbón. No hay que negar el cambio estructural que ha habido en los mercados internacionales, hay tendencias a nivel mundial que ponen nuevos retos a la producción de carbón. Eso exige que empecemos a buscar cómo nos adaptamos para aprovechar las oportunidades de hoy y prepararnos para las del futuro.
¿Cuál es la agenda del carbón?
Estamos trabajando en tres ejes. Lo primero es un eje de competitividad. Tenemos unas riquezas de carbón en Colombia, principalmente en el norte del país (Cesar- La Guajira), pero también tenemos otras en el centro, en Boyacá, Cundinamarca. En este caso tenemos un reto de competitividad para que esta región entre a los mercados que compran carbón.
Si bien Europa y Estados Unidos, que eran nuestros principales mercados, se están contrayendo, los mercados asiáticos siguen demandando. Entonces estamos trabajando para mejorar las condiciones de precio. Desde el Gobierno nacional, con nuestras embajadas, nuestras oficinas comerciales y la Agencia Nacional de Minería, en los mercados asiáticos promocionamos lo que tenemos en términos de calidad y cantidad, para ser parte de las opciones de compra de las empresas que buscan carbón en esos mercados.
¿Cuál es el segundo eje?
Seguridad y fomento, enfocado más en el centro del país, porque todavía tenemos una minería con altos índices de accidentalidad. Son productores grandes, pero al ser pequeña minería dependen de las familias que explotan. En el centro del país, al igual que en la región (Cesar-La Guajira), algunos municipios tiene una alta relación con el carbón, pero necesitan mejores prácticas.
Y tercero y último, se trabaja en el tema de transición y adaptación. Como lo decía, el mercado se está reconfigurando, hay unas nuevas conversaciones sobre la descarbonización de las economías. En este punto yo quisiera pedirle ayuda a los medios.
¿En qué sentido?
Descarbonización no es igual a no carbón, descarbonización es disminución de gases de efecto invernadero, y eso es posible aún con la producción de carbón. En la transición, usando carbón, se pueden capturar esos gases de efecto invernadero con métodos de compensación. Allí entra una iniciativa del Gobierno nacional denominada carbón neutro, donde se buscan cuáles son los mecanismos de compensación que hay en el mundo que nos permitan seguir usando el carbón y demostrar que compensamos esos gases de efecto invernaderos que se producen para llegar a una ecuación de carbón neutro.
También estamos trabajando en cuáles son las tecnologías que se deben incorporar para tener una neutralidad del carbón. Además, el mundo también está pensando en la sociedad del hidrogeno 2050, y resulta que el carbón puede ser una fuente del denominado hidrogeno azul.
¿Cómo sería eso?
En el marco de la transición energética, una de las líneas para responder a esa dinámica es poder ser un proveedor de hidrogeno, y eso está en la línea del carbón. Ahí es donde viene todo el tema de adaptación. ¿Qué debemos hacer para aprovechar esa oportunidad? A mediados de año ya tendríamos un análisis en el que el Banco Interamericano de Desarrollo nos está apoyando y nos podría marcar una hoja de ruta.
En ese nuevo direccionamiento del carbón, si algunas empresas ceden su operación entrarían nuevas…
Este es un proceso reglado. Debemos continuar el proceso que solicitó Prodeco; la Agencia Nacional de Minería tiene un marco normativo, unos procedimientos que una vez se superen se evalúan las diferentes alternativas que podríamos desarrollar para mantener la operación de la mina y generar los beneficios que se derivan de ella en términos de empleo, producción, condiciones de vida y regalías.
Tenemos diferentes opciones que estamos evaluando. No me quedaría solo en el tema del carbón. El Cesar tiene otras opciones en el sector minero energético que están en el radar. Lo que se busca es una diversificación de la canasta minera.
Las nuevas tendencias nos han puesto retos, pero también oportunidades, como otros minerales necesarios para la transición energética.
¿Cómo cuáles?
Oro y cobre. Tenemos unos potenciales, en el caso del oro hay mayor certeza. En el cobre también tenemos indicios, lo que pasa es que estamos en pañales en términos exploración. El Cesar podría tener una participación en el tema del cobre.
Días atrás, la Agencia Nacional de Minería habilitó la ronda minera, con el Cesar y La Guajira como protagonistas…
La Agencia Nacional de Minería, el 9 de febrero, presentó el proceso de cómo funcionará el otorgamiento de estas áreas estratégicas. Estas responden donde hay alto potencial mineral a raíz de unos estudios que ha hecho el Servicio Geológico colombiano.
En el Cesar afloran unos altos potenciales minerales en cobre y esos podrían ser los primeros bloques que salgan en el proceso que se prelanzó la semana pasada, para que con condiciones distintas al régimen ordinario, inversionistas interesados puedan acceder. En ese proceso de subasta, por explicarlo de forma simple, se le pueden exigir condiciones mayores a las que se exigen en el régimen ordinario.