La bancarización es necesaria en la reactivación económica del país y en cualquier sector productivo, genera empleo, atrae inversión extranjera y oportunidad de crecimiento.
Aún con tantos años de historia y siendo un claro acompañante del desarrollo que ha tenido Colombia, el sector minero sufre una gran estigmatización por ciertos sectores del país que ignoran su gran potencial y necesidad, tan solo refiriéndonos a los $16 billones para inversión social directa del Sistema General de Regalías que llegarán a todas las regiones del país y en una proporción mayor a las regiones productoras podemos evidenciar sus bondades, esto sin mencionar las otras casi 2 docenas de impuestos que tiene que pagar la minería.
Desafortunadamente, el sector minero hoy cuenta con numerosas barreras que le impiden seguir surgiendo, entre ellas esta la bancarización, la cual incentiva la legalidad y la formalidad en toda su cadena de valor, para ello se necesita de la confianza del sector empresarial a través de una oferta de servicios financieros personalizados, especialmente en el oro, donde más de la mitad de su explotación se realiza de forma ilegal y donde las consecuencias de la estigmatización llegan hasta las comercializadoras que hoy no son valoradas frente al gran aporte económico que le brindan al país.
La bancarización es necesaria en la reactivación económica del país y en cualquier sector productivo, genera empleo, atrae inversión extranjera y oportunidad de crecimiento. Mientras países como Chile destacan por sus actividades mineras, en Colombia seguimos viendo con cierta indiferencia al sector, poniéndole trabas o aniquilando a cualquiera que se atreva a defenderlo.
La minería también esta presente en otros espacios de nuestra vida cotidiana como en el litio que usa la batería de nuestros celulares, la plata para elementos quirúrgicos, el hierro y la arcilla para la construcción de nuestras casas e incluso en el fósforo que utilizan los fertilizantes.
No es justo que la intervención de grupos ilegales en la minería perjudique a todo el sector, por el contrario, las operaciones contra la delincuencia y los grupos al margen de la ley deberían redoblarse para acabar con la explotación ilegal, la que sí trae daños ambientales y sociales.
El Ministerio de Minas y Energía ha empezado un proceso de inclusión financiera para pequeños y medianos mineros en algunas partes del país, esta es una iniciativa loable que merece todo el reconocimiento para el ministro Diego Mesa, pero es solo el principio de un trabajo que necesita del apoyo de entidades privadas y del liderazgo del Banco Agrario.