Cuba enfrenta una crisis energética agravada por la congestión de sus puertos, donde numerosos petroleros esperan para descargar crudo importado. La destrucción de parte de la capacidad de almacenamiento en el incendio de la Base de Supertanqueros de Matanzas en 2022 y la obsolescencia de las cuatro principales refinerías del país han contribuido a esta situación. Estas refinerías, ubicadas en La Habana, Cienfuegos y Santiago de Cuba, operan al 70% de su capacidad debido a su antigüedad y falta de mantenimiento adecuado.
La llegada de petroleros como el Akademik Gubkin, con 790,000 barriles de crudo ruso, y el Corossol, con 650,000 barriles de diésel, ha evidenciado las limitaciones logísticas del país. El Corossol, por ejemplo, permaneció cuatro meses en aguas cubanas antes de poder descargar, lo que incrementó significativamente los costos de importación. Esta demora se atribuye a problemas de pago y a la falta de capacidad de almacenamiento en tierra.
La ineficiencia en la descarga y procesamiento del crudo afecta directamente el suministro de combustible a gasolineras y centrales eléctricas, exacerbando la crisis energética en la isla. La falta de un flujo continuo de petróleo crudo impide el funcionamiento óptimo de las refinerías, lo que, sumado al caos logístico, dificulta la distribución eficiente del combustible en el país.
C.A.