El ‘santo grial’ de la Física: ¿Qué se podría lograr con un superconductor a temperatura y presión ambientales?

Tomado de: https://www.abc.es/

La polémica con el LK-99 ha puesto sobre la palestra las aplicaciones de los superconductores y sus promesas de futuro. Pero, ¿qué beneficios tendría descubrir este material?

En la última semana las noticias sobre que un equipo de científicos coreanos habrían desarrollado un material superconductor que trabaja en condiciones de temperatura ambiente y sin estar sometido a altas presiones. Aunque de primeras para los no iniciados pueda sonar muy técnico, su descubrimiento supondría toda una revolución para nuestro día a día: desde energía más barata y eficiente al impulso de la medicina, la revolución en el transporte o la apertura de una nueva era en la exploración espacial. Pero, ¿qué beneficios concretos tendría este material, considerado uno de los ‘santos griales’ de la Física?

Electricidad más barata y eficiente

En la actualidad, la electricidad viaja a través de cables de cobre en los que parte de la energía se pierde debido a la resistencia del material. Esta pérdida (que es de entorno al 10%) es palpable en el calor que desprenden los sistemas. Si se hallase un material superconductor a temperatura y presión ambientales se conseguiría un aprovechamiento de la electricidad mucho mayor, ya que esta fluiría sin ningún tipo de obstáculo.

Almacenamiento de la energía disponible

Debido a que no hay obstáculo que impida a los electrones moverse, estos podrían fluir de forma continua, sin que se perdiera energía. Esto daría lugar a baterías mucho más ligeras, potentes y eficientes que podrían guardar la energía recolectada por las renovables, como la eólica y la solar, en momentos en los que no hay ni viento ni sol y acabando con una de las críticas a estos sistemas, que aún no cuentan con sistemas de almacenamiento realmente eficaces.

Impulso de la fusión nuclear, la energía ilimitada de las estrellas

Encontrar un superconductor con estas características y que crea su campo magnético propiciaría también el impulso de la energía de fusión, los reactores que producen la energía limpia e ilimitada de las estrellas.

Una nueva era de las pruebas médicas

Tener superconductores permitirá fabricar imanes más potentes que mejorarán los aparatos de resonancia magnética, haciéndolos más compactos, más manejables y más precisos, generando mejores imágenes del interior del cuerpo humano.

Salida de los ordenadores cuánticos de los laboratorios

Los ordenadores cuánticos permitirán desde, por ejemplo, resolver en cuestión de segundos cómo debería estar dispuesto un almacén entero de logística de paquetes (con todos los posibles pasos de cada bulto según sus características, para que desde su entrada en las instalaciones hasta su salida recorra el camino más óptimo); a crear medicina ‘a la carta’ para cada uno de nosotros (de forma personalizada, incluyendo todos nuestros parámetros, nuestro ‘nombre y apellidos’ genéticos); pasando por simular moléculas ‘al gusto del consumidor’ o crear unas redes de ciberseguridad tan robustas que sean impenetrables.

Sin embargo, entre los problemas que aún tienen que solventar se encuentra el hecho de que estos sistemas necesitan aislarse a temperaturas muy bajas, lo que los confina en instalaciones especiales. Un material superconductor a temperatura ambiente propiciaría que estos equipos pudieran salir de los laboratorios, siendo mucho más accesibles y baratos.

Revolución en los transportes

Trenes y coches más rápidos, seguros… y que levitan. Esa es la promesa de la aplicación de los materiales superconductores en los transportes. En la actualidad ya existen trenes que levitan, como el sistema manglev, en Japón; pero su inconveniente es que las líneas son muy costosas. Incorporando superconductores a temperatura y presión ambiente se podría reducir la inversión y seríamos testigos de su expansión comercial.

Exploración espacial mucho más allá de los límites actuales

La exploración espacial también sería uno de los sectores impulsados por la llegada de los superconductores: las naves espaciales serían más rápidas y se abaratarían tanto los costes de producción como los del viaje en sí, lo que permitiría llegar mucho más lejos y viajar durante mucho más tiempo, llegando a destinos hoy inalcanzables con la actual tecnología.