Se recuperan tres enormes racimos de amatista en una histórica mina boliviana

Tomado de: https://mineriaenlinea.com/

En la histórica mina de Anahí, situada en el este de Bolivia cerca de la frontera con Brasil y famosa por albergar grandes cantidades de amatista, citrina y amatista-citrina, se han recuperado tres enormes racimos de amatista, los más grandes desenterrados en 20 años.

Se dice que Anahí, cuyo nombre alude a una princesa indígena, fue descubierta en el siglo XVII, pero no se explotó con regularidad hasta el siglo XX.

Las rocas carbonatadas que albergan el yacimiento de Anahí pertenecen al Grupo Murciélago, una secuencia de calizas de 500 m de grosor que se encuentra en una zona plana. El estilo de mineralización se caracteriza por bloques fallados y rotados que muestran evidencias de fracturación explosiva seguida de una precipitación mineral inicialmente rápida, lo que se conoce como brecha hidrotermal.

Las soluciones mineralizantes de la mina eran ricas en sílice, y el cuarzo se precipitó como resultado de la descompresión causada por la brechificación de la caliza. Los grandes tamaños en los que pueden aparecer los cristales sugieren la migración de cantidades masivas de soluciones ricas en sílice tras la brecha inicial.

Y, de hecho, los racimos recientemente desenterrados tienen un tamaño inmenso, con un peso de 1,682 libras, 1,600 libras y 1,500 libras respectivamente. Esto se considera excepcional en el mercado de las piedras preciosas.

“Lo que diferencia a estas piezas de otras amatistas es que es extremadamente raro encontrar puntas de este inmenso tamaño. Estas formaciones sólo se encuentran en Bolivia y se consideran piezas de grado de museo”, dijo Jeffrey Berk, fundador de la empresa de piedras preciosas y minerales Grounded Life & Home y quien adquirió las rocas, en una declaración a los medios.

Berk transportó las piezas a Tucson (Arizona), donde se expondrán en el Pueblo Gem and Mineral Show. Para llegar hasta allí, los ejemplares tuvieron que recorrer más de 8,000 millas desde las profundidades de la mina, a través de una densa selva, una escolta de 150 millas con la Armada Boliviana por el Pantanal -el mayor humedal tropical del mundo- hasta su destino final en Estados Unidos.

“Estos ejemplares son atractivos para cualquiera que quiera exhibirlos en su casa como un elemento arquitectónico excepcional o para un museo que quiera aumentar su colección”, dijo el empresario.