Un soplido acabó con la vida de los seis mineros

Tomado de: https://www.leonoticias.com/

La fuerza del grisú a la hora de desplazar el oxígeno impidió que los trabajadores pudieran utilizar el autorrescatador, un elemento de seguridad que proporciona oxígeno en situaciones límite

Para quienes han vivido en el interior de la mina, para aquellos que se han adentrado en las entrañas de la tierra, lo ocurrido en el pozo Emilio, en la planta 7, macizo 7, de la citada explotación fue ‘un soplido’.

A 694 metros de profundidad, las sensaciones resultaron terribles. Los seis mineros, mono, funda, botas, guantes, casco y lámpara contaban con la ayuda del autorrescatador colgado de la funda.

Se trata de una mascarilla de emergencia que permite, con apoyo, mantener la respiración en situaciones de emergencia y que se complementa con el correspondiente medidor que controla los niveles de gas tóxico y que avisa con una luz roja y un pitido (que puede ser inaudible si se está perforando).

Sin escapatoria

Al parecer, en la séptima planta del pozo Emilio el escape fue tan repentino que ni siquiera pudieron colocarse la mascarilla de emergencia, el autorrescatador con oxígeno químico.

Su autonomía depende de la complexión del usuario, de la capacidad pulmonar y del esfuerzo que esté realizando la persona o el estrés al que esté sometida. «Puede ser entre quince y treinta minutos, depende», apuntan quienes conocen este tipo de elementos. Pero cuando el oxígeno baja repentinamente al 1 % no hay escapatoria posible.