El equipo del gallego César de la Fuente crea un test rápido con electrodos de grafito que cuesta 1,26 euros
El investigador gallego César de la Fuente no deja de sorprender. Meses después de crear un test de COVID-19 que cuesta 4 euros y funciona con un móvil, ha presentado con su equipo de la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos) un nuevo método para diagnosticar la enfermedad de manera rápida y barata a partir de minas de lápices y otros elementos de bajo coste. El artículo científico que detalla este trabajo ha sido publicado en la prestigiosa revista “PNAS”, la publicación oficial de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
Pese a que España es uno de los pocos países europeos donde siguen sin estar disponibles los autotest baratos de COVID-19, las pruebas diagnósticas de bajo coste, que permiten testar de forma repetida, son una de las herramientas más útiles para el control de la pandemia. Por eso es crucial disponer de pruebas baratas, sobre todo para comunidades con bajos ingresos. Este nuevo test, aseguran sus creadores, utiliza elementos de bajo coste y de “hazlo tú mismo”, y ofrece resultados en un plazo máximo de seis minutos y medio.
El test, llamado LEAD (siglas de Low-cost Electrochemical Advanced Diagnostic) consiste en un transductor hecho de minas de grafito, es decir, el tipo de carbón con el que están hechos los lápices. También contiene un vial de plástico y la enzima convertidora de angiotensina 2, esto es, el ya célebre receptor ACE2 que se encuentra en las membranas de las células de los pulmones, arterias, riñón e intestino, y que es la “cerradura” que abre el coronavirus SARS-CoV-2 para entrar en las células. “Se utilizó ACE2 como elemento de reconocimiento para garantizar una detección viral sensible y selectiva”, explican los científicos en el artículo de “PNAS”.
Los científicos calculan que la suma del coste de estos materiales no supera los 1,5 dólares, 1,26 euros al cambio actual.
Pero sus ventajas van más allá del precio. Su sensibilidad es muy superior a la de un test de antígenos, que tiene una capacidad limitada para detectar asintomáticos. Su sensibilidad, especificidad y precisión es del 100% en muestras de saliva, aunque baja un poco en muestras nasofaríngea (88.7%, 86.0% y 87.4%, respectivamente). Son índices de sensibilidad equiparables al estándar de la PCR.
Los investigadores sostienen que este biosensor no ha mostrado reactividad cruzada con otros virus y que tiene una duración de unos 5 días cuando se conserva a 4 grados centígrados, la temperatura de un frigorífico convencional.
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