El Gobierno de Bolivia arremete contra la minería ilegal y genera protestas de la población

Tomado de: https://elpais.com/

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Los operativos de la policía en el noroeste amazónico del país elevan la tensión con pobladores y sindicatos, que amenazan con endurecer sus protestas “en defensa de su trabajo”

El Gobierno de Luis Arce realizó un primer gran operativo contra la minería ilegal de oro en la amazonia boliviana. El sábado, la policía destruyó 27 dragas flotantes que explotaban el metal en el río Madre de Dios, en el noroeste del país, y arrestó a 57 personas. Bolivia empieza a actuar contra la contaminación por mercurio de los ríos del noroeste del país, que está envenenando a los pueblos indígenas que viven en las orillas. Pero el Gobierno ha recibido contestación de los propios pobladores, que bloquean Riberalta, la ciudad más cercana a la zona donde intervino la policía. Las protestas rechazan la “violencia” de la actuación policial y la consideran sesgada en contra de los mineros bolivianos, pues en el área hay otros de origen chino y peruano que no fueron molestados.

El vicepresidente David Choquehuanca felicitó al ministro de Gobierno (Interior) Eduardo del Castillo por la movilización de un centenar de policías durante seis días y las detenciones realizadas: “Se debe tomar todas las medidas necesarias para proteger la salud de nuestra población y preservar a nuestra Madre Tierra”, tuiteó.

Bolivia está fuertemente contaminada por el mercurio que usan las cooperativas auríferas, que supuestamente hacen minería de supervivencia, pero en muchos casos son empresas camufladas que tienen altas ganancias e incluso reciben inversión extranjera. Los detenidos en el operativo eran empleados asalariados de la cooperativa Asobal, pero figuraban como “voluntarios” para que esta no fuera considerada una compañía minera. Según las autoridades, Asobal no contaba con permiso de explotación ni licencia ambiental y usaba mercurio “de forma descontrolada”. Era solo una de 37 explotaciones en la ribera del Madre de Dios.

En 2016, Bolivia compró 238 toneladas de mercurio y se convirtió en uno de los mayor importadores de la sustancia tóxica en el mundo. Esta cantidad bajó en los últimos años, pero continúa siendo muy alta. Varios análisis bioquímicos han concluido que los miembros de las comunidades indígenas esse ejja, lecos, mosetenes chimanes, tacanas y uchupiamona que viven en torno a dos ríos de la cuenca amazónica boliviana, el Madre de Dios y el Beni, tienen entre dos y siete veces más mercurio en el cuerpo que lo normal. En mayo, el científico colombiano Jesús Oliver contó a este periódico que había realizado evaluaciones del estado de salud de los indígenas y “fue notable el reporte de la pérdida de memoria, temblor en las manos y problemas sensoriales para un buen número de personas”. Esto indica que su dieta, basada en pescado, los está envenenado. En el periodo colonial de la historia de Bolivia, el mercurio se usó para explotar plata, se llevó incontables vidas de indígenas y seguramente acortó y empeoró la existencia de muchos españoles.

Si bien el operativo en el río Madre de Dios indica que el Gobierno boliviano está dispuesto a correr riesgos políticos para intentar revertir la contaminación y la evasión impositiva propias de la minería ilegal, la tarea no es fácil. Dos de los mineros detenidos eran indígenas lecos, así que los dirigentes políticos de esta comunidad están protestando contra la autoridades. Tras la acción policial, los vecinos de Riberalta atacaron e inutilizaron el aeropuerto del lugar, que ha dejado de operar. La Federación de Cooperativas Mineras está en emergencia “en defensa de sus fuentes de trabajo”. Los comités cívicos de la región del Beni, donde se ubica la zona del conflicto, protestaron porque se haya destruido las dragas emplazadas en balsas, en cumplimiento de la ley minera, y anunciaron próximas movilizaciones. Además, se calcula que existen alrededor de mil cooperativas auríferas, el 85% de las cuales no cuenta con licencia ambiental. Para obtener una licencia, se requiere introducir tecnología que reduzca el papel del mercurio en el proceso productivo del oro, pero esto representa un costo y tiene cierta dificultad técnica.

La senadora opositora Cecilia Requena, referente de los ecologistas bolivianos, considera que Arce y el ministro Del Castillo están actuando tardíamente, cuando “el monstruo ya se salió de control”.

En 2022, Bolivia exportó 64 toneladas de oro con un valor de algo más de 3.000 millones de dólares, es decir, mucho más que sus exportaciones de soya y casi lo mismo que percibió por la venta de gas. El total puede ser incluso mayor, ya que se estima que una parte sale de contrabando, aprovechando que el oro es relativamente fácil de transportar. No todo este oro se produce en Bolivia; una parte llega, también de contrabando, de Perú, donde el control de la minería ilegal ha sido mayor que el boliviano en los últimos tiempos. En todo caso, se trata de un negocio gigantesco que alimenta miles y enriquece a cientos de familias.


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