Jóvenes profesionales en apoyo a la transición energética desde el sector hidrocarburífero en el Ecuador

Beicy Morales, Miembro Society of Petroleum Engineers (SPE) Ecuador Section, Presidenta de Estudiantes de Ingeniería en Petróleo (AEIP) de la Escuela Politécnica Nacional (EPN).

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La transición energética es inminente a nivel mundial, considerando el cambio de combustibles fósiles por energías renovables, y que la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) está acelerando notablemente el cambio climático teniendo repercusiones directas en los seres vivos del planeta. El Ecuador ha iniciado el camino hacia la transición energética de manera sosegada en comparación con otros países dentro e la región y países que lideran las estrategias de transición, como los que se encuentran dentro del top 10 de Energy Transition Index del 2021: Suecia, Noruega, Dinamarca, Suiza, Austria, Finlandia, Reino Unido Nueva Zelanda, Francia e Islandía.

Considerano que el Ecuador se encuentre entre los países con más reservas de petróleo en América Latina, y que el petróleo es el principal producto de exportación del país, lo que lo lleva a tener un peso del 25-30% de los ingresos del gobierno, para el Ecuador el desafío que tiene en la industria petrolera y de gas es involucrarse y adaptarse a un panorama inconstante de políticas públicas y de inversiones; a su vez, evolucionar de forma que no solo apoye, sino que contribuya, e incluso que pueda llegar a liderar y ser protagonista en los esfuerzos para descarbonizar el sistema energético empezando desde la región de Latinoamérica.

Los cambios propuestos de la matriz energética a corto y largo plazo son reducir drásticamente el uso de carbón, gas y petróleo como fuentes de energía y reemplazarlos por fuentes de energía renovables. Como lo menciona la Agencia Internacional de la Energía (AEI) para el 2040 se llegará a consumir alrededor el 92% de las reservas de litio, el 61% de níquel, el 45% de cobre y el 41 % de tierras raras (Peñaherrera, 2022) Sin embargo, el petróleo y el gas siguen siendo una parte importante de la combinación energética, especialmente en las regiones en desarrollo.

El Escenario de Desarrollo Sostenible (SDS) de la Agencia Internacional de Energía y el Escenario de Cielo de Shell, ambos pronósticos de descarbonización agresivos, muestran un papel continuo y a largo plazo para el petróleo y el gas, inclusive cuando los niveles de demanda se reducen desde donde están hoy, el gas natural en particular tiene el potencial de seguir siendo un componente integral de la transición energética baja en carbono durante las próximas décadas, según los mecanismos de política y las tecnologías vigentes Johnston, (Reed Blakemore, and Randolph Bell, 2020).

Y vale la pena también señalar que el petróleo sigue siendo esencial para las industrias de refinación y petroquímica, cubriendo una amplia gama de productos utilizados en la cotidianidad de los seres humanos y que son esenciales en la producción de productos tales como: fibras sintéticas, plásticos, cosméticos entre otros. La industria petrolera abarca varias aristas y que son pilar importante en el sector del transporte de hoy en día, dado que el 50% de crudo se utilizada para procesar gasolinas, diésel y derivados según datos de la Organización de Productores y Exportadores de Petróleo (OPEP), incluyendo todos los insumos y productos que encierran la cadena industrial y productiva a nivel global.

Las compañías de petróleo y gas están respondiendo y a su vez observando dónde y cómo hacen negocios, enfrentando un replanteamiento de los modelos comerciales en un mundo en proceso de descarbonización. Estas empresas tienen una gama de herramientas cuando se trata de comprometerse con los esfuerzos de descarbonización de manera que les permita participar en la economía de descarbonización. Donde la demanda de energía está creciendo rápidamente, las compañías de petróleo y gas pueden esforzarse por respaldar el cambio de carbón a gas e invertir en infraestructura que permita la electrificación para satisfacer la demanda del usuario final y respaldar operaciones upstream con menos GEI.

Las empresas también pueden enfocarse en el uso de energías renovables y nuevas tecnologías no solo como protección contra el riesgo de demanda o para descarbonizar su producción, sino también para aprovechar su experiencia con las cadenas de suministro y el desarrollo del mercado para apoyar el despliegue de energía baja en carbono en la transición energética en general.

Por ejemplo en el sector energético, la capacidad de las empresas de petróleo y gas para conectar las oportunidades integradas bajas en carbono a lo largo de la cadena de valor del gas y la electricidad será una ventaja competitiva clave.

La inversión en infraestructura de gas downstream (terminales de GNL, etc.) puede respaldar el cambio de combustible de uso final a gas y potencialmente sostener la demanda de gas natural en el futuro. El apoyo adicional para una economía de hidrógeno o la infraestructura de carga de vehículos eléctricos son otras oportunidades para que los productores aprovechen las habilidades únicas de gestión de proyectos complejos y los sólidos balances por los que el sector es conocido, pero también aprovechan el potencial del gas para habilitar las energías renovables y proporcionar una capacidad de consolidación.

Desde nuestro análisis como nuevos profesionales y guías investigativas, para que las empresas de petróleo y gas tengan éxito en sus esfuerzos, no solo para sobrevivir a la transición energética baja en carbono, sino también para apoyarla y liderarla, es necesario desarrollar estrategias para modelos comerciales bajos en carbono sin dejar de ser rentables, y articule estas estrategias claramente a los mercados y otras partes interesadas. Apoyar el desarrollo de métricas ESG que sean transparentes, objetivas y accesibles para los inversores. Invertir en los conceptos prometedores de cero emisiones netas y la economía circular mientras se adhiere al modelo de contribuciones determinadas a nivel nacional del Acuerdo de París, entre otras.

La educación y el sistema de políticas públicas debe cambiar a la par de esta transición, dado que el cambio debe venir desde la educación y así aplicarla en el ambiente laboral y comunitario. La inversión en nuevos proyectos tecnológicos debe ser esenciales, para que mientras se siga utilizando los combustibles fósiles la huella de carbón y el impacto ambiental disminuya, por lo que las políticas dentro del sector petrolero deberían ser más estrictas con respecto a la contaminación ambiental.

Gracias a Prensa Minera por el espacio brindado y a Sonia Maunder Directora de SPE Ecuador Section por su mentoría, podemos trasladar nuestro criterio y necesidades como futuros profesionales de la industria hidrocarburífera, en el Ecuador y como la próxima generación de profesionales que está viviendo todas estas transformaciones. Así, se hace aún más necesario estar técnicamente preparados, no ser indiferentes y estar en constante actualización con las nuevas tecnologías, porque si bien los cambios son paulatinos, las oportunidades laborales aún prevalecen y el desarrollo profesional debe apuntar a la innovación y conocimiento de prácticas globales que demanda la industria del petróleo y gas.


*Foto refencial

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