El tráfico ilegal de vida silvestre destruye ecosistemas amazónicos en Ecuador

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Más de 4.000 especies silvestres de fauna y 3.000 de flora se pretendían traficar desde Ecuador en el 2023. Estas fueron incautadas por la Policía Ambiental a nivel nacional.

Hasta diciembre del 2023 en la región amazónica se rescataron 715 especies de fauna silvestre y 18 personas fueron detenidas por cometer esta clase de delitos contra la naturaleza, penalizados hasta con 3 años de cárcel y 90.000 dólares de multa.

Las provincias amazónicas que registraron la mayor cantidad de rescates y retenciones fueron: Sucumbíos con un total de 283, Orellana con 191 y Napo en el tercer lugar, con 136 especies de fauna silvestre que pretendían ser traficadas.

En un viaje, realizado a la Amazonía, conversamos con una amable señora a quien llamaremos, Francisca Cacahua, para proteger su seguridad física. Ella cuenta que, junto a su padre, 15 años atrás, se dedicaban a la ganadería. Doña panchita; como la llaman sus nietos, recuerda que en noviembre del 2009 mientras iban a cuidar su ganado, se encontraron a un grupo de chinos o japoneses quienes viajaban en una furgoneta, y notó que pretendían capturar mariposas en una bolsa con una caja azul, cerca del Yasuní.

En otra ocasión, su padre realizó dos tiros al aire para ahuyentar a unas personas que pretendían cazar un venado silvestre, ya que él amaba los animales de su tierra. Para Francisca, en la actualidad estos casos se dan bastante y dice que sí, falta control de las autoridades como la Policía y el Ejército en la zona, para evitar que se afecten a los animales.

Rafael Andrade es teniente de la Policía Ambiental ecuatoriana, unidad que cuenta con más de 26 años de vigencia atendiendo los delitos ambientales y realizando controles preventivos para evitar la destrucción de los ecosistemas y proteger la vida que alberga. En entrevista con este medio de comunicación expuso, “en China o países orientales se paga de 500 a 600 dólares por mariposas e insectos, que se extraen de la selva amazónica” para llevarlos camuflados en barcos o aviones hacia diferentes partes del mundo. “Esto es un crimen considerando que muchas especies mueren en la captura, traslado o porque no se adaptan al nuevo espacio donde son introducidas” acotó.

En 2023, la Policía Ambiental del Ecuador, reportó que 4.911 especies de fauna silvestre pretendían ser traficadas ilegalmente desde Ecuador, principalmente de la región amazónica hacia otros países ubicados en la India, Oceanía, Norteamérica y Dubái. En la lista constan otros países de Medio Oriente, Asia y Europa, Además, se registraron más de 3.000 casos de tráfico de flora silvestre, en particular de orquídeas con destino a Estados Unidos y Europa, principalmente. En gran su mayoría, estos casos se detectaron en los controles realizados dentro de los aeropuertos internacionales de Quito y Guayaquil.

El teniente Andrade, especialista en delitos contra la Naturaleza, narra que el 15 de octubre del 2023, en el aeropuerto Internacional de Guayaquil, José Joaquín de Olmedo se detuvo a un extranjero que pretendía traficar 78 Caballitos de Mar disecados; la especie la tenía escondida en los bolsillos de su chompa y otra parte, embalada bajo su camisa. Se conoció que estas personas cometieron dicho delito, porque para ellos, esta forma de vida marina es un afrodisiaco sexual. Según el investigador de vida marina, Miquel Planas, los Caballitos de Mar son una especie en peligro de extinción porque anualmente más de 60 millones de ejemplares se capturan para utilizarlos en la medicina tradicional asiática.

En la Amazonía ecuatoriana aumenta el tráfico ilegal de fauna silvestre y la inseguridad 

El tráfico de especies silvestres en Ecuador va en aumento y guarda estrecha relación con delitos como el narcotráfico, esto responde a la gran rentabilidad que genera comercializar animales silvestres como: loros, pericos, tortugas, papagayos, leones, pumas, tigrillos, monos, boas, insectos, mariposas y aletas de tiburón, entre otras especies que son de alto valor financiero en el mercado ilegal internacional.

Por ejemplo, en el 2022 las unidades de inteligencia de la Policía Nacional Antinarcóticos realizaron un operativo en Tulcán sobre un cargamento de droga, en el cual encontraron camufladas 1900 especies de tortugas charapas; pequeñas y grandes. Tras su detención 1774 lograron sobrevivir y 126 murieron, porque no resistieron el maltrato al momento de ser capturadas y peor aún, su forma de traslado.

Antonio Carvajal (nombre protegido debido a las amenazas de grupos narcotraficantes) es activista ambiental, defensor de los derechos humanos y de la naturaleza en Orellana. “Cada vez se produce más tráfico de especies silvestres como loros, monos, papagayos, pericos, tortugas, ranas, serpientes, insectos y mariposas, hacía países orientales y europeos. Una mariposa o un insecto puede ser comercializado entre los 700 y 1500 dólares en el mercado ilegal de Asia y Oceanía”.

Asimismo, Carvajal considera que cada vez hay más caza y consumo de carne de monte, actividad ilícita que realizan para subsistir las familias más pobres del sector. Las más comunes son guanta o guatusa, venado, armadillo y zorro. Inclusive “hay restaurantes donde se vende estofado de guanta”.

El teniente Andrade, de la Policía Ambiental, explica que los (GDO) Grupos de Delincuencia Organizada están ligados al tráfico y comercio ilegal de vida silvestre. En un conversatorio sobre Delincuencia Transnacional y Tráfico de Fauna Silvestre, realizado el miércoles 24 de julio del 2024 resaltó que “dentro los operativos y decomisos que hace la Policía Nacional en las casas de los narcotraficantes se están encontrando varios caimanes y cocodrilos”. El eje de inteligencia de esta unidad, deduce que los narco-criminales emplean este mecanismo para desaparecer las evidencias de los delitos como asesinato y sicariato. Es decir, con el propósito de eliminar los cadáveres o restos humanos sin dejar indicios.

En este mismo sentido, el miércoles 24 de julio del 2024, Hugo Echeverría, abogado experto en derecho penal ambiental, participó en el diálogo sobre “Crimen Transnacional y Tráfico de Vida Silvestre” organizado por el IAEN (Instituto de Altos Estudios Nacionales del Ecuador) y WCS (Wildlife Conservation Society)-Ecuador. En su intervención; puntualizó que, el tráfico de fauna silvestre “a nivel internacional, ya se  incluye en la lista del ámbito de la delincuencia organizada transnacional y hacia allá debe operar la reforma penal ambiental ecuatoriana” para que esta cumpla su objetivo preventivo y sancionatorio, acorde a la gravedad del delito y sus efectos.

De acuerdo con la ONU (Organización de las Naciones Unidas), la demanda de pieles o productos de vida silvestre en el mercado ilegal mueve más de 23. 000 millones de dólares anuales. Por ejemplo, un Guacamayo Sudamericano puede ser revendido en más de 100 dólares en América Latina y comercializado en Europa o América del Norte sobre un valor superior a los 6.000 dólares. Una piel de caimán puede llegar a costar entre 200 y 400 dólares en una curtiduría o curtiembre europea; (lugar donde se curten y procesan las pieles). Asimismo, una orquídea puede ser traficada por un valor de 2.000 y 4.000 dólares en el mercado internacional ilegal, sobre todo en la India, Europa y Norteamérica.

Para la organización ambiental WWFPN (Working to Sustain the Natural World for the benefit of People and Nature), el tráfico y comercialización ilegal de vida silvestre es considerado el cuarto negocio ilícito más lucrativo a nivel mundial. De igual manera, el Instituto de Patrimonio Natural del Ecuador, considera que este delito ambiental está vinculado a las actividades que realiza la delincuencia organizada transnacional, dedicada al narcotráfico, principalmente. Una de las razones es el capital que manejan y la complejidad del proceso.

La hermana del joven Caiga Baihua, asesinado en conflictos con madereros ilegales en la provincia de Orellana en 2016, enfrenta a diario la inseguridad. La llamaremos Beatriz Baihua, para proteger su integridad física. “Mis amigos y yo casi siempre vemos a personas en la selva que se movilizan en carros tipo Truper o Jeep 4×4, con binoculares observando las ramas de los árboles, buscando nidos, creemos que es para capturar loros o pericos, ya que los venden a unos 50 dólares cada uno, según se conoce y se han dado casos”.

Cuando le preguntamos por qué no denuncian estos casos a las autoridades, ella respondió “Se denuncia, pero nunca hacen nada, solo vienen a darse vueltas en camionetas porque les temen o no cuentan con los recursos y el personal debido” explica Beatriz. “Más bien los habitantes Waoranis son quienes los atacan para defender sus territorios, hace 8 años hubo una masacre, relacionada con el tema, cuando se enfrentaron los madereros con miembros de las comunidades amazónicas, donde falleció mi hermano, por error”, dice la joven.

 Los ecosistemas amazónicos se destruyen por el tráfico de especies silvestres

La dirección de biodiversidad del Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE), considera que el tráfico de vida silvestre es una amenaza para la biodiversidad porque afecta gravemente los ecosistemas y ocasiona un daño irreparable en la biodiversidad, debido a que se está traficando con especies nativas y endémicas, es decir, que solamente se encuentran en áreas específicas.

Para esta cartera de Estado, encargada de la preservación ambiental, este delito contra la fauna silvestre produce graves daños, por ejemplo, cuando se extrae en un mayor número los animales, se pueden agotar las poblaciones y se corre el riesgo de sufrir una extinción de las especies; se alteran las interacciones de esas especies con otras, lo que llamamos flujo de materia y energía. El impacto es significativo si son especies altamente reguladoras, es decir, los que están arriba en la cadena alimenticia, explicó la entidad gubernamental a este medio de comunicación, mediante un comunicado oficial escrito.

Galo Zapata, director científico de la organización de conservación ambiental (WCS) Wildlife Conservation Society-Ecuador, manifesta que “cuando se da el tráfico de especies silvestres se destruye a los ecosistemas amazónicos. En este caso, porque se elimina a los depredadores de la cadena alimenticia, lo cual provoca un desequilibrio de la cadena atrófica silvestre. Es así que, los caracoles, rachas, insectos o roedores, pueden reproducirse sin control hasta el punto de convertirse en plagas nocivas, como son los chivos en algunos sectores, zancudos o insectos.

Además, se pone en peligro a los servicios ecosistémicos como la dispersión de semillas. Por ejemplo, si se captura y trafica ilegalmente un mono araña, 230 mil semillas dejan de ser esparcidas en un área de 1500 metros a su alrededor; ya que esta especie de mono cumple la función de dispersión de semillas’’ un servicio ecosistémico que permite la subsistencia de distintas clases de árboles dentro de la selva amazónica.

De su parte, Samantha Izurieta, bióloga e investigadora, menciona que el “tráfico de fauna y flora silvestre es un crimen que afecta a la especie víctima del delito y al ecosistema de dónde se la extrae. En muchos casos el animal no soporta el maltrato físico o emocional y muere’’. Es por ello, que esta clase de delitos atentan contra la naturaleza, más aún si se lo comete en ecosistemas frágiles y mega-biodiversos como en el Parque Nacional Yasuní.

Pues, según la organización dedicada a la Conservación Ambiental (WCS) Wildlife Conservation Society, este bosque húmedo tropical es una de las joyas de biodiversidad más importantes del mundo, ya que contiene unas 1,300 especies de árboles, 610 especies de aves, más de 268 especies de peces y, por lo menos, 200 especies de mamíferos, incluyendo al tapir de tierras bajas (Tapirus terrestres), la huanguana (Tayassu pecari), el jaguar (Panthera onca), el perro venadero (Speothos venaticus), el perro de monte o de orejas cortas (Atelocynus microtis) y 13 especies de primates.

Izurieta resalta que “el tráfico de vida silvestre disminuye la biodiversidad al poner en peligro la especie y la vida del animal traficado. Este delito se practica a grandes cantidades en Ecuador y sobre todo, en la Amazonía ecuatoriana, según lo demuestran los datos oficiales del 2023 cuando de 300 a 400 especies fueron rescatadas, del tráfico ilegal, cada mes”. Desde su punto de vista técnico-biológico, cuando se capturan y sacan especies de un determinado ecosistema se produce la pérdida de la biodiversidad porque se lo destruye y lo fragmenta indiscriminadamente lo que genera desequilibrios ecosistémicos.

Es decir, que, al ser capturados y expulsados de su ambiente natural, en el inicio de su ciclo vital, se altera el ecosistema porque no se presenta el ingreso de la cantidad adecuada de individuos animales necesarios para el ecosistema. Estos seres posibilitan generar los procesos biológicos como dispersión de semillas, polinización y auto regulación de las especies que conforman la cadena atrófica interdependiente natural. Esto quiere decir que unas especies dependen de otras para vivir.

Por ejemplo, si se captura y traslada un conjunto de pericos cabeza azul, se afecta al bosque porque no existirían los agentes encargados de hacer la dispersión de semillas, al momento de ingerir los frutos de ciertos árboles y luego depositar la semilla de estos, en otros lugares para que surjan más árboles de la misma especie, lo mismo sucede si se capturan abejas o animales encargados de polinizar.

Izurieta también destaca que introducir especies nativas silvestres en otros espacios afecta negativamente a las especies traficadas porque en su captura ocurren cortes, mutilaciones, lesiones y hasta la muerte del animalito por depresión. Otra consecuencia es que decide no vivir y atenta contra su propia vida, debido a que no se adapta en su nuevo contexto. Se han dado casos de pericos que por ser enjaulados se deprimen y comienzan a sacarse las plumas o provocarse lesiones, buscando terminar con su vida.

Según el teniente de la Policía Ambiental del Ecuador, Rafael Andrade, el tráfico de especies silvestres es realizado por personas que tienen conocimientos técnicos del tema, ya que la mayoría de especies mueren en el proceso de traslado y es difícil capturarlas sin los materiales necesarios y técnicas adecuadas. El tema de insertar especies en otros ecosistemas genera enfermedades zoonóticas y la destrucción de otros ambientes.

“Los animales rescatados suelen llegar a los centros con heridas físicas y daños comportamentales severos, como desnutrición y mutilaciones. Lamentablemente, muchos de ellos, luego de ser rescatados, no pueden ser reintroducidos a su hábitat natural y mueren por no lograr adaptarse”, dice Andrade, en concordancia con otros expertos entrevistados a lo largo de este reportaje.

El tráfico de Fauna Silvestre representa un peligro para la Salud Humana

La caza y consumo de animales silvestres (carne de monte) para consumo humano es un factor infeccioso para que se desarrollen enfermedades zoonóticas. También pueden generarse pandemias, en el cruce de virus.

El hecho de traficar especies silvestres es un peligro para la salud humana porque se genera la mutación de enfermedades de los animales a las personas. Es decir, el aparecimiento de enfermedades zoonóticas como el ébola, zica, tuberculosas y demás. Con esta clase de delito ambiental se corre el riesgo de que se produzcan fuertes pandemias como fue la del Covid-19 ya que se da la mutación o el cruce de virus y agentes infecciosos.

 Las aves, reptiles y tortugas son las especies más traficadas desde la Amazonía

Según el Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE) en el cantón Loreto; provincia de Orellana, las principales especies víctimas del tráfico ilegal de fauna silvestre son: la huangana, saíno, guanta, guatusa, tortuga motelo, jaguar y loros. El MAATE realizó una retención de la especie Aguti Negro (Dasyprocta Fuliginosa) de noviembre 2023 a junio 2024, en la provincia de Orellana cantón Loreto.

De su parte, Galo Zapata Ríos, director científico de WCS- Ecuador, destaca que entre las especies de fauna silvestre más traficadas se encuentran, en su gran mayoría las aves como Loros y Guacamayos en un 80%, América Latina registra más de 800 mil especies de aves traficadas cada año. Entre las principales causas se encuentra el mascotismo, el consumo de partes o elementos de animales como la grasa de oso, culebra, delfín que conforman creencias ancestrales medicinales, o debido a supersticiones que conforman la cosmogonía de ciertos pueblos, como el hecho de que un diente de Delfín Rosado trae buena suerte cuando alguien lo porta como su amuleto. Esto demuestra que el delito de traficar vida silvestre es un problema cultural. Los tipos de fauna silvestre más traficados en las 6 provincias amazónicas fueron:

De acuerdo con, los reportes oficiales de la Policía Ambiental los reptiles son los más traficados, luego aves y mamíferos. Los reptiles como las boas, serpientes o culebras ocupan el primer lugar, debido a la facilidad que conlleva su captura y movilización. Otro factor es la poca resistencia que ponen al ser capturados porque los dardean con somníferos. Un dato relevante es que, a partir del 2020 se ha incrementado el tráfico de caimanes por parte de narcotraficantes, quienes los capturan y luego son utilizados para eliminar la evidencia del delito, en relación a los cadáveres.

En un allanamiento a la casa de narcotraficantes se encontraron 7 de estos animales. En este aspecto, “Entre las especies más comunes que suelen ser rescatadas a partir de los controles u operativos se encuentran las Tortugas Charapas pequeñas y grandes, muchas especies de aves como los Loros Amazónicos, Pericos Cabeza Roja y Azul; especies que más se encuentra cuando se hacen los controles por parte de la Policía y el Ejército, en el tramo de las vías que se usan para salir de la Amazonía” expone el teniente Andrade de la Policía Ambiental. También se han detectado monos, variedades de guacamayos, tucanes, quilicos, gavilanes rapaces, gavilanes polleros, halcones, lechuzas, búhos, variedad de insectos, grillos y mariposas.

Tal es el caso que detalla, Teremy Tacpia, biólogo y estudiante de ingienería ambiental. Él recuerda que “dos años atrás, en una investigación que estábamos realizando, encontramos un grupo de personas encapuchadas que habían capturado un Puma pequeño que parecía cachorro aún y lo tenían enjaulado en el balde de un camión que trasladaba madera, nosotros pasamos cerca”. El joven sospecha que puede ser el caso de una persona millonaria que quiere tener de mascota un Puma. Esta clase animales puede ser comercializada por un valor que va desde los 8 mil hasta los 25 mil dólares en el mercado ilegal, según el investigador de esta clase de felinos, Guido Zapara.

El tráfico de Vida Silvestre en la provincia de Orellana (Yasuní)

Orellana es la provincia número 22 de las 24 que conforman el Ecuador, creada el 30 de julio de 1998 y situada al nororiente del país, su capital provincial es la ciudad de El Coca. Esta limita al norte con la provincia de Sucumbíos, al sur con Pastaza y Napo, al oeste con la provincia de Napo y al este con la república del Perú. Tiene cuatro cantones: Orellana, Aguarico, Loreto y La Joya de los Sachas. Cuenta con una superficie de 21.675 kilómetros cuadrados. Su población actual es de 182.162 habitantes, tiene un clima húmedo tropical.

En Orellana se encuentran las nacionalidades indígenas: Kichwa, Secoya, Siona, Shuar y Waorani. Esta provincia también alberga la reserva faunística Cuyabeno que tiene una extensión de 590.112 hectáreas, declarada en 1979. Se ubica alrededor de las cuencas hidrográficas de los ríos Cuyabeno, Lagartococha y Aguarico. Además, en esta zona se encuentra el Parque Nacional Sumaco-Napo-Galeras y las reservas biológicas de los bosques Payamino-Napo, bosque protector Hollín-Loreto-Coca, entre otros espacios llenos de abundante biodiversidad.

Esta provincia amazónica fronteriza constituye uno de los lugares con mayor valor biológico del mundo. Los científicos ambientales coinciden en que la biodiversidad de Ecuador es enorme. Investigadores como Josse, Hassler y Rheinheimer lo confirman. Ellos, desarrollaron sus estudios biológicos desde el 2001 hasta el 2013, en la zona; determinaron que Ecuador tiene las mayores cantidades de vertebrados por kilómetro cuadrado del planeta Tierra.

Zhara Aco, comerciante del lugar, cuenta que hace unos meses se conoció el caso de unos jóvenes que habían capturado dos monos perezosos por la zona de Payamino. Estos animales fueron rescatados gracias al trabajo de las comunidades del lugar. La mujer no precisó más detalles del caso por temor ante la delincuencia que se incrementa en el sector, debido a unas personas extranjeras que andan prestando dinero a un interés semanal.

Para biólogos como Ernesto Gallo, realizar tráfico ilegal de especies en lugares como el Parque Nacional Yasuní es perjudicial para la biodiversidad. En el Yasuní se alberga una gran cantidad de mamíferos, aves, anfibios, reptiles, peces e insectos, es un acto despiadado y criminal porque todos ellos, junto a otros grupos ejercen un importante rol dentro de los ecosistemas como polinizadores, frugívoros, dispersores de semillas, carnívoros, herbívoros y omnívoros. El biólogo detalla que todas las especies de fauna silvestre son importantes y deben protegerse, porque la desaparición de cualquiera de ellas generaría un desequilibrio en toda la cadena del ecosistema.

Carlos Puchilingue (nombre protegido) trabajó como guarda parque en el Yasuní. Recuerda que todos los días se reportaban casos de captura y caza de animales a los alrededores de la reserva, sobre todo aves como loros, papagayos, anfibios, reptiles, monos, entre otros más, pero que no contaban con los recursos o el apoyo necesario para combatir este delito. “Hoy sé que las bandas del narcotráfico que andan en la minería y la tala ilegal, también se dedican a capturar y traficar especies de fauna silvestre porque cuentan con todo el recurso económico, logístico y técnico para hacerlo” En la actualidad Carlos, aún se dedica a cuidar y rescatar animales que huyen de los campos petroleros, zonas mineras, sobre todo, por los derrames de petróleo como los tucanes.

Samantha Izurieta es bióloga e investigadora de la biodiversidad, considera que el “tráfico de fauna o flora silvestre es un crimen que afecta a la especie contra la que se atenta y al ecosistema de dónde se la extrae. En muchos casos el animal no soporta el maltrato físico o emocional y muere’’. Más aún, si este delito se lo hace en lugares mega-biodiversos como el Yasuní, porque las consecuencias son casi irreparables.

Considerando que, según la organización dedicada a la Conservación Ambiental (WCS) Wildlife Conservation Society, este bosque húmedo tropical es una de las joyas de biodiversidad más importantes del mundo, ya que contiene unas 1,300 especies de árboles, 610 especies de aves, más de 268 especies de peces y, por lo menos, 200 especies de mamíferos, incluyendo al tapir de tierras bajas (Tapirus terrestres), la huanguana (Tayassu pecari), el jaguar (Panthera onca), el perro venadero (Speothos venaticus), el perro de monte o de orejas cortas (Atelocynus microtis) y 13 especies de primates.

Principales causas o motivos para traficar las especies de fauna silvestre

Para la bióloga Izurieta, una de las razones por las cuales se realiza el tráfico de vida silvestre es el mascotismo, “es muy común en Ecuador tener mascotas como la tortuga charapa y motelo, especies que tienen en peligro su población. Otra de las especies más traficadas son los loros, loros cabeciazul, periquitos del pacífico, boas matacaballos, pecaríes, monos aulladores, perezosos y demás animales de la Amazonía ecuatoriana”.

Las especies son traficadas para convertirlas en mascotas, es decir, para domesticar y convivir con el animal, por creencias de medicina ancestral, creencias afrodisiacas- sexuales o porque se piensa que traen buena suerte, en el campo de la superstición.

Para el teniente Rafael Andrade, los motivos por los cuales se trafican las especies silvestres son: en primer lugar; por creencias ancestrales con fines medicinales, en segundo lugar; por shamanismo o prácticas de rituales, en tercer lugar; para la comercialización de pieles o partes animales y en cuarto lugar; en ciertos casos se busca la domesticación de la especie. Vale destacar, que en la zona se da el consumo de carne de monte como la de guanta, armadillo, zorro, venado y jabalí, entre otras.

Otra causa del tráfico es para comercializar la carne de fauna silvestre en mercados como el de Belén, ubicado en Iquitos, Perú, donde se comercializan más de 200 especies de animales silvestres, procedentes de la Selva Amazónica, según la Organización World Animal Protection.

3 años de cárcel y $ 90. 000, sanciones por el delito de traficar fauna silvestre

En el año 2000 se incorpora el delito de tráfico de Vida Silvestre al marco jurídico ecuatoriano. Desde el 2014 se emplea el artículo 247 del COIP que dictamina “la persona que cace, pesque, capture, recolecte, extraiga, tenga, transporte, trafique, se beneficie, permute o comercialice, especímenes o sus partes, sus elementos constitutivos, productos y derivados, de flora o fauna silvestre terrestre, marina o acuática, de especies amenazadas, en peligro de extinción y migratorias, listadas a nivel nacional por la Autoridad Ambiental Nacional así como instrumentos o tratados internacionales ratificados por el Estado, será sancionada con pena privativa de libertad de uno a tres años”  

Las acciones que violan los derechos ambientales se dividen en delitos contra la naturaleza e infracciones administrativas. En la parte legal existen 15 delitos ambientales que convergen en el Código Orgánico Integral Penal (COIP) y determinan sanciones privativas de libertad que van desde un año hasta 3 años y 10 años; si se considera el derecho internacional, dependiendo del tipo de delito cometido.

En la actualidad, existen más de 20 normas ambientales para proteger la biodiversidad y preservar la fauna y flora en el territorio ecuatoriano. Acorde con la Constitución de la República del Ecuador, en el país el tráfico de vida silvestre tipifica una pena privativa de la libertad de hasta tres años de cárcel, según el artículo 247 del Código Orgánico Integral Penal (COIP) y una multa de hasta USD 90.000 de acuerdo al artículo 318 del Código Orgánico del Ambiente (COA).

Juana Tecahuayloya es activista amazónica por los derechos de los animales y de la naturaleza. Ella ha presentado denuncias sobre la actividad, pero estas no cobran ningún efecto, mientras hay personas que se dedican al tráfico de especies silvestres para ganar mucho dinero.

En este aspecto, vale recalcar que en todo el país hasta el momento existe un solo fiscal especializado en medio ambiente y dos jueces que atienden los delitos contra la naturaleza que afectan, en su mayoría, a la Amazonía. Es urgente incorporar nuevos jueces y fiscales especializados en medio ambiente para respaldar y afianzar el trabajo que realiza la Policía Nacional con el propósito de atender la gran cantidad de delitos ambientales que atentan contra la naturaleza, como el tráfico de especies silvestres.

Ecuador es un país pequeño, pero Mega- Biodiverso

Ecuador se encuentra en la lista de los 10 países Mega-Biodiversos del mundo y ocupa el puesto 5 según el investigador Russel Mittermeier, quien elaboró esta lista en 1997 para la (UNESCO), Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, datos respaldados oficialmente por National Geographic.

Por ello, existe una inmensa variedad de especies endémicas de fauna y flora, únicas en el mundo, especialmente en las provincias que integran la región amazónica: Napo, Orellana, Sucumbíos, Pastaza, Morona Santiago y Zamora Chinchipe. La provincia de Orellana cuenta con una biodiversidad asombrosa. Al ser la cuna del Parque Nacional Yasuní, declarado por la Unesco en 1989 como Reserva de la Biósfera, esta área protegida comprende una extensión de 2.7 millones de hectáreas.

El 25 de junio se conmemora el Día Internacional Contra el Tráfico de Fauna Silvestre. Esta iniciativa busca sensibilizar al mundo sobre una realidad que atenta contra más de 100,000 animales cada año en América Latina. Los animales más rescatados durante el año pasado fueron tortugas, boas, loros, pericos, monos y tigrillos. (I) Esta investigación se realizó con el apoyo de USAID,WCS y USFQ, dentro del programa Conservando Juntos.


 

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