El triángulo del litio: ¿desarrollo industrial o modelo extractivista exportador?
Tomado de: https://mundo.sputniknews.com/
El más importante desafío de los países que conforman el triángulo del litio (Bolivia, Chile y Argentina) no es solo las personas que se dedican a la explotación del mineral denominado ‘oro blanco’, sino evitar repetir el camino del extractivismo exportador.
Como se sabe, en el triángulo compuesto por el Salar de Hombre Muerto (Argentina), Atacama (Chile) y Uyuni (Bolivia) se encuentra el 80% de las reservas de litio en salares del mundo.
América Latina ha sido despojada de sus riquezas naturales desde el mismo momento de la Conquista a favor de las metrópolis imperiales.
Ahora se presenta la oportunidad de romper con ese destino de atraso para convertir la explotación y procesamiento industrial del litio en una herramienta de desarrollo.
Integración
La clave es integrar totalmente la cadena de valor del litio, desde los salares, pasando por las baterías, hasta la producción de vehículos eléctricos.
La investigadora Agustina Sánchez explica que el litio se constituye en la actualidad como un recurso natural estratégico, al consolidarse en esa cualidad por los siguientes factores:
Es clave en el cambio de la matriz energética, ya que el litio se necesita para la confección de acumuladores eléctricos que permiten contener la energía generada mediante recursos renovables, ya que esta es intermitente y fluctuante, por lo que debe ser acumulada.
Es determinante en la modificación del patrón tecnológico, ya que las baterías denominadas ion-litio serán el motor que impulsará la movilidad de los próximos años mediante los autos eléctricos. Además estas baterías son utilizadas en casi todos los dispositivos electrónicos portátiles como celulares y computadoras.
El litio se consume en los países del centro pero es explotado en los países de la periferia por grandes multinacionales. Esto da cuenta del clásico esquema dependiente de producción de manufacturas y productos industriales con agregado de valor para los primeros, y exportación de materias primas para los segundos, dinámica que los ha atado al subdesarrollo.
Los minerales son recursos estratégicos y las potencias que se han desarrollado han utilizado sus propias riquezas o expoliando las de otros para generar una cadena de valor agregado para su industrialización.
En Latinoamérica, eso significaría superar el esquema primario extracción-exportación. En el caso del litio, además, poniendo la mirada en los cambios de paradigmas energéticos a mediano y largo plazo.
En esta instancia surge la pregunta básica: ¿qué estrategias de desarrollo están desplegando los Estados nacionales que poseen las más importantes reservas de litio en América Latina?
Argentina
Después del período neoliberal de cuatro años del Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019), el Gobierno de Alberto Fernández plantea la integración de la cadena de valor del litio.
La Secretaría de Minería del Ministerio de Desarrollo Productivo informa que en Argentina hoy hay dos minas de litio en operación, una en construcción y 18 proyectos avanzados.
En total, los 21 proyectos de extracción poseen recursos por 93 millones de toneladas con capacidad para producir 350.000 toneladas anuales.
En línea con la estrategia de integrar la actividad, el Gobierno anunció que la automotriz BMW invertirá 300 millones de dólares en el denominado proyecto Fénix en el Salar del Hombre Muerto, concesionado a la corporación estadounidense Livent.
Otro proyecto viene de la mano de la china Jiankang Automobile para la instalación de una fábrica de baterías de litio. Prevé la construcción de una gran planta en el Parque Industrial El Pantanillo, provincia de Catamarca. Además de baterías, el plan incluye una planta de buses eléctricos para la movilidad sustentable en las ciudades.
Bolivia
El proceso de nacionalización e industrialización comenzó en 2008, cuando Evo Morales decidió hacer realidad la histórica demanda de las comunidades mineras bolivianas: que los recursos del Salar Uyuni sean explotados por el Estado.
Desde la época de la colonia hasta su constitución como Estado-Nación los recursos naturales de Bolivia fueron explotados por las grandes potencias mediante diversos métodos extractivistas.
Juan Carlos Montenegro Bravo, de la Universidad Mayor de San Andrés, de Bolivia, señala que para llevar adelante el proceso de industrialización impulsado por Evo Morales se diseñó la Estrategia Nacional de Industrialización de los Recursos Evaporíticos, que contemplaba fases a través de las cuales el Estado boliviano comenzaría a controlar toda la cadena de valor de producción del litio.
Ese proceso tuvo su primer hito en la producción del primer automóvil eléctrico fabricado 100% en Bolivia. La empresa Quantum ubicada en Llajta, Cochabamba, desarrolló ese vehículo, cuya batería y ensamblaje se fabricó totalmente en el país.
Este acontecimiento permite comprender fácilmente cuál fue uno de los motivos del golpe cívico-militar contra Evo Morales, a principios de noviembre de 2019.
Se entiende por la dimensión de este hecho: un país latinoamericano controlando sus recursos naturales y explotándolos de acuerdo a sus necesidades y prioridades de desarrollo. Además de eso, lo hizo sin ningún tipo de ayuda de Estados Unidos e insertándose en el mercado de litio como un actor clave. Y no lo hace exportando commodities mineros sin ningún tipo de agregado de valor, sino fabricando baterías, acumuladores y autos eléctricos, tecnología de punta.
Bolivia logró consolidarse como un actor fundamental en el mercado mundial del litio y estaba preparado para dar el gran salto y establecerse como líder del cambio de la matriz energética y del patrón tecnológico en la región latinoamericana y caribeña. Sin embargo, el golpe de Estado detuvo ese proceso que promete reiniciar el Gobierno democrático de Luis Arce.
Chile
De acuerdo con estimaciones del Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés), Chile concentra el 51% de las reservas a nivel mundial, en alrededor de 60 salares en cuatro de sus regiones.
Dos empresas, Chemetall (subsidiaria de Rockwood Holdings Inc.) y la empresa estatal Soquimich (SQM) producen 70% de todo el carbonato de litio en el Salar de Atacama.
En América Latina y su ‘oro blanco’. ¿Qué hacer con el litio?, Bruno Fornillo, doctor en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, Argentina, y en Geopolítica por la Universidad de París, detalla el recorrido de Chile.
En 2015, el Gobierno de Michelle Bachelet formó una Comisión Nacional del Litio que recomendó mantener el carácter estratégico del recurso, estimulando la conformación de firmas público-privadas.
«Como es tradicional en Chile, la estrategia estatal es muy favorable a estimular y dejar en manos del mercado el conjunto de iniciativas», señala Fornillo.
Si bien el Estado seguía siendo el dueño del recurso, la lógica no salía de la estrategia del modelo de asociación público-privado, donde el Estado se limitaba en última instancia a fijar pagos y derechos de extracción y exploración.
Durante la gestión del presidente Sebastián Piñera se anunció una Política Nacional del Litio, precisamente para darle valor agregado al cotizado mineral. Sin embargo, la idea no se ha concretado.
Soberanía
Argentina sigue ofreciendo sus reservas de litio en el mercado de concesiones mineras provinciales con el objetivo político de construir una cadena de valor desde la materia prima hasta su industrialización.
Bolivia se prepara para retomar el plan de industrialización soberana que había sido interrumpido por el golpe de Estado.
Chile debate sobre el alcance de las nuevas obligaciones impuestas a las empresas extractivas.
En ese contexto, la Fundación InnovaT y Conicet, en Argentina, organizaron el IV Seminario Internacional «ABC del Litio Sudamericano», inaugurado por la directora de Recursos Naturales de la CEPAL, Jeannette Sánchez Zurita.
Después de contextualizar el debate sobre el litio sudamericano en el marco de lo que CEPAL considera la «peor crisis en 100 años» para América Latina, Sánchez Zurita justificó la necesidad de aumentar y articular los esfuerzos nacionales en relación a la gobernanza pública sobre los salares andinos y las reservas de litio de «importancia geopolítica mundial».
Esto resulta fundamental para mejorar las recaudaciones tributarias como para avanzar e integrar «los segmentos hacia adelante y hacia atrás de la cadena de valor del litio, el cobre y las energías renovables».
En abierta ruptura con el discurso tradicional impulsado por las grandes corporaciones mineras, la experta de la CEPAL y exministra de Política Económica de Ecuador advirtió sobre la falta de articulación entre las estrategias nacionales y llamó a dejar de lado la nociva competencia entre Estados por la atracción de Inversiones Extranjeras Directas a costa de bajar tributos, derechos laborales y protección ambiental.
Las reservas públicas de litio emergen entonces como factor privilegiado para canalizar debates democráticos sobre las condiciones y posibilidades del desarrollo minero sustentable dejando atrás el modelo extractivista exportador.
Para ello es necesario identificar con claridad las bases para impulsar una política nacional de litio, viable y acorde al objetivo de desarrollo sustentable e inclusión social.
En ese sentido, la soberanía nacional sobre los recursos naturales es el punto de partida, el desarrollo tecnológico es el medio y la transición energética es un horizonte posible de cuidado del medio ambiente.
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