El níquel es el metal más perdedor del año, el cobre logra una pequeña ganancia

El metal utilizado en acero inoxidable y baterías de vehículos eléctricos registró una caída anual del 45% en la Bolsa de Metales de Londres, el mayor descenso desde 2008. Es, con diferencia, el peor resultado entre los metales industriales, y contrasta con la subida del 2,2% del cobre o con el avance del mineral de hierro de alrededor del 20% en Singapur.

Los metales se han visto presionados este año por los vientos en contra de la economía mundial y la incertidumbre sobre las perspectivas de crecimiento de China. El indicador global de seis metales de la LME ha bajado un 5,6% este año, lo que supone su segundo descenso anual.

En la mayoría de los casos, la preocupación por la reducción de la oferta o incluso la escasez ha resultado infundada o quizás prematura. Pero esas preocupaciones eran especialmente ciertas en el caso del níquel, un mercado que se ha visto inundado por una oleada de nuevos materiales procedentes de Indonesia, el principal productor. El crecimiento de la demanda también se ha desvanecido.

«La oferta de níquel sigue creciendo, pero el consumo no muestra signos de mejora», escribieron los analistas de Huatai Futures en una nota publicada en su página web.

Los inversores siguen apostando contra el níquel. Las posiciones cortas netas sobre el metal entre los 20 principales corredores de la Bolsa de Futuros de Shanghai son actualmente las mayores en al menos seis meses.

La subida anual del cobre se produce tras un repunte en el cuarto trimestre, favorecido por el optimismo de que la Reserva Federal empiece a recortar los tipos de interés el año que viene. Los precios alcanzarán los 10.000 dólares la tonelada métrica dentro de 12 meses, dijo Goldman Sachs Group Inc. en una nota del 18 de diciembre.

En la última jornada bursátil de 2023, el cobre bajó un 0,8% para situarse en 8.559 dólares la tonelada y el níquel cayó un 0,8% para cerrar en 16.603 dólares la tonelada.